La Era del PRI en breve.


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En 1940, la llegada de Manuel Ávila Camacho marcó el fin de las políticas consideradas revolucionarias, esto significó un viraje al conservadurismo. En buena medida, el agrarismo pasó a segundo plano, aunque se negaba a desaparecer, por su parte, las nociones de desarrollismo e industrialización tomaron el lugar preponderante en el discurso político. El sistema se mantuvo solido al menos hasta el derrumbe económico de 1982.
            La presidencia era el centro de la vida del país, funcionaba a través del autoritarismo. Fueron siete sexenios, donde sin problemas políticos de relevancia se realizaban las transiciones, nadie era capaz de entrometerse en las decisiones del poder Ejecutivo de la federación. Al menos hasta Gustavo Díaz Ordaz se perfeccionaba más y más los sistemas de control. Sin embargo, para los sexenios de Luis Echeverría y José López Portillo, las lealtades sociales y empresariales comenzaron a desquebrajarse. En 1946, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue fundado y comenzó a controlar las elecciones en el país, no perdió ninguna votación importante en aquel periodo, heredaba las estructuras de control del Partido de la Revolución Mexicana (PRM).
La economía crecía a tasas impresionantes y existían recursos para repartir entre los trabajadores y los empresarios. Fue fundamental la política de economía mixta, donde el gobierno invertía para estimular el crecimiento de las empresas privadas. En los años setenta se rompió el equilibrio, lo cual comenzó a provocar fuertes crisis y, en 1982, pondría fin al modelo de desarrollo nacionalista.

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