En 1982, el neoliberalismo entró
a México tempestivamente, buscaba romper los elementos nacionalistas de la
economía y descomponer la estructura social corporativa. Tres presidentes consecutivos
emanados del Partido Revolucionario Institucional (PRI) enarbolaron su bandera,
la transición política, que llegó con la victoria del Partido Acción Nacional
(PAN) no cambió la situación, mucho menos el retorno de los priístas al poder.
Los golpeteos a tales políticas económicas llegaron del exterior con el llamado
Brexit -proceso de separación de Gran Bretaña de la Unión Europea- y la
victoria electoral de Donald Tromp en Estados Unidos, ambas eran reacciones de
la derecha. En el 2018, a nivel nacional y desde la izquierda, el comienzo del
mandato de Andrés Manuel López Obrador podría significar el fin de las
políticas neoliberales en el país o mínimo su contención.
En la era
neoliberal, la sociedad mexicana se transformó significativamente. La mujer
entró masivamente al mundo laboral, esto era una medida de defensa de los niveles
de ingresos familiares y parte de su propia liberación. La inestabilidad en el
trabajo pasó a ser la regla, como pasaban las décadas, la gente dejaba de
plantearse a sí misma un solo trabajo como proyecto de vida, mientras perdían
sus derechos laborales. La comunidad lésbico-gay comenzó a ser visible en las
calles, mientras ganaban derechos.
En el ámbito
de la política, el autoritarismo presidencial de los priístas quedaba en el
pasado, al llegar el nuevo milenio, los gobernadores estatales fortalecieron
sus posiciones e intentaban comportarse como dueños de los territorios bajo su control
político. En los municipios, el narcotráfico estaba convirtiéndose en el
titiritero de la autoridad, en 2006, la guerra en contra de los carteles de la
droga respondió a través de la fuerza militar, sin comprender la situación,
esto provocó una espiral de violencia que no a terminado hasta el día de hoy.
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