La crisis económica de 1907-1908

Los años entre 1873 y 1937 fueron un periodo turbulento del llamado ciclo económico Kondrátiev o “onda larga”, éstos llegan a durar entre 50 a 60 años, se distinguen por tener caídas profundas difíciles de superar, mientras el crecimiento no es sostenido por mucho tiempo (Hobsbawm, 2004: 94). Entre otras coyunturas de bruscos descensos del periodo, la crisis de 1907-1908 fue la primera del siglo XX a nivel global.  

Ver en el Blog: México frente la crisis económica de 1907-1908.

Es de señalarse, a principios de 1907 existieron algunos signos de debilidad en Egipto e Italia, aunque no alcanzaron a tener repercusiones en otras latitudes y pasaron sin provocar pánico en el ámbito internacional, aunque mostraron la erosión generalizada de los sistemas de inversión. Para octubre, la crisis comenzó por una brusca caída de la Bolsa de Valores de Nueva York. Al poco tiempo, todo el territorio norteamericano sintió los efectos, que llegaron con rapidez a sus zonas de influencia como México y Venezuela. Sin embargo, desde Gran Bretaña, Londres fue el vinculo para convertir la situación en un problema global, por ser el centro financiero más importante de aquel momento. Tras lo cual, las potencias industriales en crecimiento, Alemania y Japón, sufrieron drásticas repercusiones, mientras que las naciones y colonias productoras de materias primas encontraron dificultades para colocar sus productos. 

En 1908, Estados Unidos sufrió con fuerza la crisis, disminuyó un 5.6% su Producto Interno Bruto (PIB). Al menos en el caso europeo, la caída resultó menos pronunciada, mientras que los datos para la época son poco fiables en diversas naciones y colonias de la periferia.

A nivel internacional, los problemas en América Latina y Europa tuvieron un sinfín de notas en los medios con énfasis en lo difícil de la situación. En los Estados Unidos, el periódico The Commercial and Financial Chronicle señaló a la disminución de la producción industrial como una de las peores de la historia norteamericana (Marichal, 2010: 75), lo cual sonó como sensacionalismo, aunque tuvo razón. 

En diversas regiones, la situación de crisis terminó reflejándose en quiebras bancarias, que demostraron la debilidad por el bajo nivel de reglas en el sector. En los Estados Unidos, el problema resultó mayor, en buena medida, por la falta de reservas en gran número de pequeñas instituciones financieras por toda la nación, como consecuencia comenzaron a plantear las bases de la Reserva Federal para ser el órgano regulador. Por su parte, en Canadá, el sector prácticamente no sufrió por tener grandes y solventes bancos. 

Al pasar lo más difícil de la tormenta económica, la recuperación resultó desigual. Por ejemplo, Alemania y Japón recuperaron con facilidad su ritmo de crecimiento. Por su parte, los Estados Unidos lograron levantar cabeza hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial, la cual les otorgó dinamismo.

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