La memoria histórica de las comunidades indígenas


En las comunidades indígenas, la memoria histórica resulta fundamental, forma parte de su misma identidad y no se pueden dar el lujo de perderla. Con un cierto grado de mitificación y una carga de realismo, resaltan la grandeza mesoamericana y su particular relación con alguno de los imperios de aquellos tiempos. Sin ser en todos los casos igual, mantienen la ofensa de la conquista, junto la incapacidad de los mexicanos en el siglo XIX y XX de reivindicarlos.  
En lo tangible, muchos pueblos indígenas conservan sus títulos primordiales, que son guardados celosamente, al contener el derecho otorgado por el rey de España durante los primeros tiempos de la colonia sobre sus tierras (Bonfil, 1980: 235) y que confirman la propiedad comunal de los tiempos más antigua. En diversos momentos, estos documentos han sido y son un arma de lucha comunitaria frente empresas, gobiernos u otras poblaciones. En algunos casos, los papeles resultan falsos, aunque la colectividad los considera legítimos.  
Con los historiadores profesionales, la memoria histórica de los pueblos indígenas tiene una relación ambigua. Retoman los descubrimientos relacionados con su grandeza pasada o sus costumbres. Sin embargo, niegan cualquier interpretación de los especialistas cuando se confronta con sus creencias, en especial, en algunos casos, cuando ven amenazada su propiedad sobre la tierra.  
En particular, la memoria colectiva recuerda las luchas de la misma comunidad, lo que permite dar bases desde el pasado a la resistencia indígena actual. Con tales elementos, la historia logra un lugar preponderante en el presente y conforma parte de las proyecciones del futuro, también muestra las experiencias exitosas para intentarlas nuevamente y aquellas sin éxito, que no deben ser repetidas.
La memoria histórica no sólo se queda en un pueblo indígena, llega a ser representativa de todo un grupo étnico, como lo son los nahuas, los otomíes o los mayas. Estos conglomerados se reconocen con un origen común de sus comunidades dispersas. En un nivel más, algunos logran representarse como parte de un todo, lo indígena de México, con lo que consideran compartidas las glorias y fracasos del pasado.   

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