La rebeldía de los indígenas no ha cesado, es una
constante desde los tiempos de los primeros imperios mesoamericanos, pasando
por la colonia, los siglos XIX y XX. Por su parte, la actualidad no es
diferente. En un mundo globalizado, los recursos controlados por los pueblos
originarios y su fuerza de trabajo son botín de las grandes corporativos.
A pesar de los cambios
culturales, prevalecen grupos que menosprecian al indígena, abiertamente o
soterradamente. En su concepción, no soportan el deseo de las comunidades de
prevalecer frente las bondades de la modernidad. Los acusan de pugnar por
derechos étnicos incompatibles con la unidad nacional de la identidad mexicana.
Frente sus retractares, los pueblos originarios alzan la voz.
Las comunidades indígenas se
encuentran en una lucha constante por mantener el control de sus tierras,
frente la ambición de los empresarios del turismo, inmobiliarias,
agroindustria, minería y cualquier otro sector que crea poder sacar provecho de
los recursos ahí existentes. Al tener un fuerte vínculo con las actividades
agrícolas, que en buena medida da identidad a la colectividad, perder significa
la desaparición.
La lucha por la tierra es algo
que mueve a todas las comunidades indígenas, en las cuales llegan a existir
individuos formados en la educación superior o que han participado en luchas de
otros sectores sociales, ellos son importantes al apoyar en la construcción de
una mayor conciencia. Así, el reconocimiento de la identidad étnica resulta
fundamental en su lucha, esto abarca elementos como las expresiones artísticas,
artesanales, religiosas y su vida cotidiana (Bonfil, 2013: 107). También buscan
una relación equitativa con el resto de la población del país, sin
discriminación.
A pesar del desgaste de varias
décadas de lucha, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) continua
vigente como la organización indígena más visible, aunque existen muchas más. Desde
1996, el Congreso Nacional Indígena (CNI) representa a los diferentes grupos étnicos
del país y buscan dar dignidad a todas las comunidades. Las constantes luchas
han permitido algunos avances legislativos, los cuales en parte han permeado a
las comunidades indígenas. Sin embargo, el ritmo del desarrollo económico no se
detendrá frente la posibilidad de despojar a las comunidades, por lo cual, la
rebeldía continuará.
Comentarios
Publicar un comentario