La perspectiva positivista de la Historia de Gabino Barreda

Gabino Barreda (1818-1881) nació en Puebla, creció en el turbulento México de los primeros años independiente. Inició la carrera en Derecho en su tierra natal y los continuó en la Ciudad de México, sus inclinaciones por la ciencias naturales lo llevaron a la Química y finalmente a la Medicina. Tales estudios fueron profundizados en París, mientras comenzó su fascinación por la teoría positivista de Augusto Comte. 

En el Viejo Continente, el pensamiento absorbido por Barreda fue eurocentrico y, por él, adaptado a la realidad mexicana, al arropar el nacionalismo frente los imperialismos del exterior, esto por las condiciones particulares de México como nación periférica. La evolución lineal quedó plasmada al dejar inmóvil la organización jerárquica planteada por Comte, que eran el teológico, el metafísico y el científico.

En el año de la coyuntura de la caída del Segundo Imperio y el de la Restauración de la República, 1867, Barrada preparó su Oración Cívica como parte de los festejos por el aniversario de la Independencia de México, un texto general y de difusión. En el ambiente público, el momento era el de una segunda independencia. Para dotar a su texto de fuerza interpretativa, utilizó el positivismo como filosofía de la historia.

En su Oración Cívica, Barrada insistió en varias ocasiones sobre los problemas causados por el vendaval revolucionario del Miguel Hidalgo, el cual duró varias décadas y terminó justo en el momento del triunfo de la República sobre el Segundo Imperio. Esto consagró a la coyuntura como el inicio de la etapa positiva de la historia nacional. 

En la perspectiva de Barrada, las referencias a las Historia Universal resultaron una constante, las cuales fueron de corte eurocentrico. Pueden existir dos motivaciones para mencionar los procesos del exterior. Primero, él ejemplificó los acontecimientos nacionales través de momentos clave de Viejo Continente. Segundo, mostró el devenir de México como una causalidad de lo acontecido en la Península Ibérica.   

En retrospectiva, el texto de Barrada marcó la llegada del positivismo como parte de la mentalidad de la élite. No todos los estudios llegaron a tener su rigidez teórica, algunos lograron a usarlo como un marco flexible para trabajar conceptualmente los datos históricos a su disposición. 

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