por Alef Pérez
A lo largo de los siglos, una buena parte de los monumentos chinos fueron realizados con materiales perecederos y por lo tanto de corta duración. En contraposición, la cultura resultó sólida frente los cambios y, en lugar de desaparecer por nuevas ideas, creó y asimiló algunos elementos al correr del tiempo. Así, los dioses naturalistas y el culto a los ancestros sobrevivieron, mientras lograron asimilar elementos tanto religiosos como laicos.
Entre los siglos V a.C. Y III a.C., China vivió un periodo de inestabilidad conocido como el de los Reinos combatientes. La guerra resultó devastadora, la inestabilidad política fue notoria y la sociedad en su conjunto sufrió las consecuencias. En tal escenario, la cultura vivió transformaciones significativas, las cuales llegaron a influir tanto a las élites como al pueblo.
Entre las cambios culturales del periodo de los Reinos combatientes, el confucionismo surgió como un elemento ecléctico del conocimiento. Tuvo una base religiosa para acoplarse al pensamiento chino ancestral, aunque mostró posturas racionalistas de corte laico que llegaron a impactar en lo político y social (Braudel, 2000: 163). Las diversas posturas llegaron a ser manifiestas según las necesidades de cada situación.
En un principio, el confucionismo fue la expresión de una parte de la élite, la de los letrados o de los “mandarines”. Tal grupo social terminó por consolidarse como parte del poder con la dinastía Han (206 a.C.- 220 d.C.) y la fundación de la Gran Escuela en el 124 a.C., la cual tuvo como base sus cinco libros (“Clásico de los Poemas”, “Clásico de la Historia”, “Clásico de los Cambios”, “Clásico de los Ritos” y “Anales de Primavera y Otoño”). Tal ideología intentó eliminar el pensamiento tradicional popular, aunque llegó a formar parte del mismo.
Mientras los círculos elitistas plantearon el confusionismo, las sociedades secretas crearon el taoísmo. Su base conceptual estuvo constituida por la búsqueda de los absolutos y de la inmortalidad. En buena medida, conformó una mentalidad mítico-religiosa. Esta misma doctrina llegó a tener un matiz popular el tao-min, que no tuvo el refinamiento en los rituales.
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