La perspectiva histórica de Lucas Alamán

Lucas Alamán (1792-1853) nació en Guanajuato, en una familia acomodada de la región. Realizó sus estudios en la ciudad de México en el Real Seminario de Minería. En 1810, vivió en carne propia la entrada de los insurrectos encabezados por Miguel Hidalgo a su ciudad natal, ahí, observó el saqueo y la violencia. Al consumarse la independencia, actuó en las principales esferas del poder hasta convertirse en el principal ideólogo del conservadurismo. En 1853, al ser uno de los hombres fuertes del gobierno de Antonio López de Santa Anna, murió de neumonía. 

A la par de su carrera política, Lucas Alamán mantuvo la costumbre de expresar sus ideas en diversas obras escritas, las cuales resultaron fundamentales para la doctrina de los conservadores. Entre sus textos destacaron los escritos en los años cuarenta del siglo XIX en cuanto su carácter histórico y ser de su periodo de mayor madures intelectual, que fueron Disertaciones sobre la Historia de la República Mejicana e Historia de Méjico. 

En cuanto el planteamiento teórico, Alamán escribió bajo la perspectiva de que el flujo del pasado influye en el porvenir, por lo cual la retrospectiva resultó indispensable para comprender el presente, esto relacionó su perspectiva histórica con su acción política.  Sin olvidar, las fuentes para respaldar los escritos resultaron fundamentales para él como soporte del conocimiento, aunque fue común el uso de planteamientos surgidos desde su ideología conservadora. 

En cuanto a lo prehispánico, Alamán consideró innecesario realizar un repaso de tal periodo. Por su parte, Hernán Cortés resultó uno de los grandes hombres de la historia capaz de incorporar a sus conquistas a la civilización española, la cual dio prosperidad durante tres siglos. En tanto los grandes acontecimientos de la humanidad, planteó aquel momento de la conquista equivalente al de las cruzadas como una coyuntura fundamental (Plasencia, 1997: 314). En cuanto al periodo colonial, mantuvo una constante admiración por la paz y el desarrollo. 

En cuanto a la independencia, Alamán dividió el periodo en dos. Desde su perspectiva, el de la violencia comenzó con el levantamiento de Miguel Hidalgo, que provocó diez años de enfrentamientos entre los desposeídos y la civilización, tal momento debió fracasar para asegurar un futuro a la nueva nación, esa forma de pensar procedió desde su propia experiencia como sobreviviente de quienes se refugiaron en la Alhóndiga de Granaditas frente la entrada violenta de los clamores populares en Guanajuato. En cuanto su consideración del segundo momento, la culminación de la independencia en 1821 resultó un acontecimiento espontaneo e incruento, que surgió desde una postura conservadora frente una revolución liberal en España.  

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