El descontrol de los préstamos por petrodólares en los años setenta del siglo XX

por Alef Pérez

A partir de 1973, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) irrumpió como factor de peso en los mercados energéticos internacionales. Las naciones con capacidad extractiva del oro negro comenzaron a tener importantes superávits fiscales por la alta demanda y la subida de precios (Marichal, 2010: 190). Sin olvidar, buena parte de los recursos excedentes llegaron a los bancos de Estados Unidos y de Europa Occidental.

En las instituciones financieras del primer mundo, los llamados “petrodólares” fueron un importante suma de dinero para mantener el gasto social en escenarios de creciente déficit público. Esto creó la ilusión del crecimiento económico, aunque los desequilibrios resultaron cada vez más notorios y con el tiempo las crisis fueron profundas. Las naciones desarrolladas recibieron primero los recursos, pero la especulación estalló en el Tercer Mundo y en los países del socialismo real de Europa del Este.

En aquel momento, entre los regímenes de todo el globo, la postura política resultó irrelevante para ser receptora de “petrodólares”. Las democracias y las dictaduras militares recibieron recursos por igual. Lo mismo que los fieles al sistema capitalista de los Estados Unidos o al modelo de socialismo real de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Tal vez el único criterio fue la preferencia por las fáciles ganancias en el Tercer Mundo por los altos intereses cobrados a aquellas naciones. 

En particular, las naciones de la OPEP en Oriente Medio recibieron créditos de los “petrodólares”. Esto resultó un absurdo económico, al ser ellos los generadores de tales recursos y ahora debieron pagarlos con intereses. Lo cual mostró la continuidad de su subordinación al poder del mundo desarrollado, al menos en cuanto al sector financiero. Por su parte, América Latina resultó una importante receptora de los préstamos de los “petrodólares”. A finales de la década de los setenta del siglo XX, las naciones perdieron el equilibro presupuestal y obtuvieron nuevos créditos sólo para pagar los anteriores. En buena medida, la región fue la más desequilibrada por el afán de gastar mal y más de lo recaudado fiscalmente. 

En retrospectiva, los préstamos de “petrodólares” estimularon la economía en los años setenta, aunque erosionaron a la misma a mediano plazo. Los gobiernos resultaron los más endeudados, sin embargo, las empresas hicieron lo propio al ver el caudal de recursos y, en un buen número de casos, debilitaron su capacidad productiva al vivir de prestado.

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