El edificio del Banco de México

por Alef Pérez

En su concepción, el Museo Banco de México consideró a su edificio como parte fundamental de su discurso, al grado de contar con una excelente maqueta de éste.  Lo cual vinculó el espacio visitado con los objetos representados a su interior como parte de una sola narración histórica. 

Al dar un paso atrás en el tiempo, entre 1903 y 1905, la compañía de seguros The Mutual Life Insurance Company of New York o La Mutua construyó su sede en la Ciudad de México, en 1906, comenzó a funcionar. La empresa no soportó el torbellino de la Revolución Mexicana. Así, el edificio quedó en manos del gobierno, el cual comenzó una importante remodelación encabezada por el arquitecto Carlos Obregón Santacilia y el ingeniero Federico Ramos. En 1927, el Banco de México mudó sus actividades a las instalaciones. 

En lo decorativo, el edificio de La Mutua pudo considerarse como frívolo, sin elementos vinculados a un quehacer institucional dentro del mundo de las finanzas. En la remodelación de Carlos Obregón, la fachada tomó ideas de edificios europeos vinculados con la economía para vincular en lo simbólico a las instalaciones con la esencia del Banco de México. 

Del lado de la entrada principal, la planta baja simula los palacios franceses e italianos. Son visibles grandes sillares y juntas rehundidas para darle perspectiva de forma decorativa. A los costados de la puerta, el monograma del Banco de México puede ser observado, el mismo también fue confeccionado por el arquitecto Carlos Obregón. Se trata de las iniciales de la institución entrelazadas. Las ventanas cuentan con herrería en cuadricula. 

En la cara de la entrada del edificio, sobre la imponente planta baja, cuatro columnas jónicas resultan visibles, están entre el primer piso y el tercero, las mismas son estructurales, aunque también pueden ser considerado un elemento decorativo. De separación, cinco ventanales levantan entre los mismos pisos y terminan en arcos de medio punto. Justo sobre la puerta, las palabras “Banco de México” quedaron escritas, a sus lados un hombre y una mujer rodeados de frutas y verduras, que fue una obra de Manuel Centurión. 

En el momento de las obras de remodelación, el edificio estuvo completo en su cara rumbo a Bellas Artes, sin embargo, necesito una ampliación para alcanzar sus dimensiones actuales hacia el fondo (López, 2002: 291), que terminó por ser la fachada principal con vista a 5 de Mayo. Así, ganó majestuosidad junto espacio para la recepción de los clientes que lo visitaron y consolidó un lugar de trabajo para su propia burocracia.  

Comentarios