La desintegración del Imperio Otomano (1975-1914).

A lo largo del siglo XIX, el Imperio Otomano sufrió un rápido e importante desmembramiento, en ocasiones por fuerzas nacionalistas como en Gracia, aunque casi siempre frente las ambiciones de las grandes potencias de Europa Occidental. En el último cuarto de la centuria, la tendencia resultó clara y continuó su camino de ruptura de la vieja unidad territorial hasta los tiempos de la Primera Guerra Mundial. 

En 1875, el régimen otomano sufrió una quiebra financiera, la que complicó los intentos de controlar las fuerzas separatistas. En aquel momento, a pesar de las debilidades, los territorios mostraron ser piezas de un gran imperio. Buena parte de la Península de los Balcanes estuvo sometida. La costa africana del Mediterráneo Oriental hasta Tunes y por el Mar Rojo hasta Sudán quedaron bajo su dominio. En la Península Arábiga controlaron hasta Yemen por un lado y hasta Qatar por el otro. Como núcleo étnico de los turcos, la Península de Anatolia funcionó como la zona central y llegó a conformar a la actual Turquía. 

Las diferencias étnicas resultaron notables en tan extensos territorios, por su parte, las religiosas tuvieron su propia importancia, en especial en los Balcanes. En 1876, el régimen otomano terminó por ceder a las presiones europeas por conformar un parlamente plural, entre católicos, judíos y musulmanes, el cual terminó siendo dominado por los últimos, mientras el sultán mantuvo la mayor parte de su poder. 

En 1877, los otomanos sufrieron una cruenta guerra contra Rusia, la cual logró tener la iniciativa tanto por el lado occidental del Mar Negro como en el lado oriental de Anatolia. El sultán, Abdul Hamid II, decidió utilizar la causa de la Guerra Santa, yihad, en contra de los infieles y obtuvo importantes apoyos del grueso de la población del Imperio, que le permitió detener el avance del enemigo. Su acción dio cohesión a los musulmanes, aunque los ortodoxos y católicos de los Balcanes terminaron por tener nuevos rencores, mientras creció la idea de independencia. 

En los albores del siglo XX, sucesivos conflictos terminaron por barrer a los otomanos de los Balcanes. En aquella región, la Segunda Guerra Balcánica (1913) dejó en manos del imperio en la región sólo las tierras próximas a Estambul y Albania como nación independiente musulmana. Sin olvidar, la inestabilidad de la Península resultó amplia por el mosaico de nuevos regímenes (Anderson, 2009: 370), terminó por ser el polvorín del inicio de la Primera Guerra Mundial, la cual desgarró al Imperio, mientras surgió como su heredera la actual Turquía. 

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