Las Trece Colonias inglesas en América pasaron a ser Estados Unidos, un territorio amplio y bien comunicado con Europa por su costa en el Atlántico. En un principio, los norteamericanos sometieron a las fuerzas desintegradoras como la República de Vermont, que pasó a ser el 14º estado. Por su parte, la ambición, el crecimiento demográfico y las oportunidades abrieron tierra adentro en el Continente.
En su camino, el expansionismo norteamericano encontró como la primera barrera natural y política el río Misisipi, el cual conformó una gran frontera occidental y tuvo del otro lado a la Luisiana (Pani, 2018: 89). Tal territorio cambió de manos en las décadas previas en varias ocasiones. Primero, los franceses la entregaron a los españoles y, posteriormente, Napoleón Bonaparte obligó su devolución, lo cual simuló la creación de un imperio con capacidad de intervenir hasta en América, en realidad, la situación resultó frágil.
Es de señalarse, a principios del siglo XIX, Francia pareció imbatible en las Guerras Napoleónicas con la fuerza de su infantería y caballería, lo cual resultó en el dominio militar y político de Europa Continental. No obstante, Gran Bretaña estuvo fuera del alcance de sus enemigos por el Canal de la Mancha y mantuvo el predominio sobre los mares por la superioridad de su armada. Esto colocó en riesgo las posesiones ultramarinas de los franceses al resultar casi imposible defenderlas.
Para la Luisiana, las amenazas no sólo procedieron de Inglaterra, por su parte, los Estados Unidos tuvieron un creciente interés por ampliarse del otro lado del Misisipi. A simple vista, algunos ciudadanos norteamericanos cruzaron el río para hacerse con tierras de forma ilegal, mientras las autoridades legitimas tuvieron pocos recursos para evitar tal dinámica. Sin olvidar algunos poderes políticos y económicos procedentes de la costa atlántica codiciaron aquellos recursos en manos de los franceses.
En 1803, Napoleón Bonaparte vendió la Luisiana a los Estados Unidos, la transacción estuvo llena de controversias. Aunque es de destacar, las dos partes obtuvieron amplios veneficios. Los franceses consiguieron 15 millones de dólares y dejaron de preocuparse por mantener una posesión, que peligró de diversas formas. Los norteamericanos ganaron dos millones de kilómetros cuadrados desde el Golfo de México hasta la frontera con el Canadá británico, emprendieron un importante proceso de colonización y acaparamiento de recursos en sus nuevas tierras.
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