El significado de imperialismo-colonial (1884-1914)

por Aef Pérez 

En 1884, la Conferencia de Berlín repartió a África entre las potencias europeas, la justificación de tal acción partió de una identidad ideológica de superioridad de los pueblos merecedores de dominar a otros. Esto era el imperialismo colonialista capaz de dominar la política y la economía internacional en el periodo de transición entre los siglos XIX y XX. 

En buena medida, Europa encabezó la creación de imperios ultramarinos, aunque llegó a otras regiones del globo. Así, los Estados Unidos y Japón fueron capaces de realizar tal proeza sin pertenecer al Viejo Continente. En buena medida, los dos casos sólo estuvieron vinculados por tener economías de rápido crecimiento, que copiaron la ideología imperialista y tuvieron la capacidad de dominar a otros pueblos. 

En términos simbólicos, las sociedades metropolitanas estuvieron orgullosas de la capacidad de sus gobiernos y empresas de dominar y explotar a otros pueblos (Hernández, 2001: 342). En aquel periodo, las exposiciones universales llegaron a tener pabellones dedicados al colonialismo y vieron a las lejanas culturas a partir de su salvajismo, el cual necesitaron domar. 

Al acercarnos a los argumentos imperialistas de aquel momento, el darwinismo social tomó fuerza para justificar desde una interpretación “científica” el colonialismo. Bajo tal perspectiva, los europeos llegaron a considerarse la cúspide de la civilización humana y tuvieron el compromiso moral de llevar su cultura a los pueblos que consideraron incapaces de desarrollar una propia. 

En su cuestión medular, el colonialismo imperialista tuvo a la economía. La rentabilidad de las posesiones de ultramar resultó una preocupación para todos los involucrados, aunque resultaron comunes las perdidas monetarias. El proteccionismo terminó por ser fundamental en aquellas relaciones a favor de los poseedores en Europa. Es de destacarse, diversas regiones en África llegaron a significar perdidas y tuvieron que mantenerlas por la importancia social en las metrópolis y en términos diplomáticos en Europa.

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