La vida en las fábricas de los obreros en el Porfiriato

por Alef Pérez

En el Porfiriato, la modernización cambió el día a día de la alta sociedad y de las clases medias, que incorporaron a su vida cotidiana importantes comodidades. Por su parte, los obreros vivieron tales cambios de forma diferente, sintieron el perfeccionamiento de los sistemas diseñados para explotarlos. Lo cual terminó por traducirse en un sentimiento común de rencor y desesperanza, aunque las condiciones terminaron por tener variaciones entre sectores económicos y regiones, las generalidades quedaron asentados en los siguientes párrafos. 

Al considerar los tiempos de trabajo, los obreros tuvieron jornadas extenuantes de entre 14 y 16 horas, mientras los días en la semana resultaron casi siempre seis los laborales y en ocasiones el domingo llegó a ser incluido. Es necesario sumar, de uno o hasta tres días llegaron a ser usados para cubrirse horas extra, un requerimiento difícil de cumplir. Frente tal ritmo de trabajo, los salarios resultaron bajos. 

El tiempo laboral aconteció en las fábricas un lugar de malas condiciones, entre los obreros llevó a muchos a una muerte lenta por problemas de ventilación, higiene, iluminación y de control de temperaturas. Es de hacerse notar, los patrones no estuvieron obligados a proporcionar elementos de protección o indemnizar. Las dificultades dependieron del tipo de industria, por ejemplo, en la textil, las partículas de algodón fueron respirados en las salas de tintes. 

Es de señalarse, en la mayoría de las fábricas y en especial en el norte y centro del país, los obreros aceptaron voluntariamente las condiciones laborales, eran dueños de su propia fuerza de trabajo. En consecuencia, ellos decidieron estar durante la jornada laboral, que terminó por ser supervisada con rigor, la entrada y salida tuvieron una inspección muy cuidadosa (Gutiérrez, 2005: 542). Así, los burgueses buscaron mantener la productividad y evitar las perdidas monetarias. 

En un buen número de casos, en especial las fábricas en medios rurales, los obreros tuvieron alojamiento dentro de las instalaciones, el cual era un medio de control que permeó en las pocas horas no laborales. En muchos casos, por libertad y para disfrutar el tiempo libro, algunos trabajadores prefirieron vivir en sus pueblos de origen o en zonas urbanas relativamente cercanas a su recinto laboral. Como en la agricultura, la tienda de ralla resultó importante para mantener cautivo a los trabajadores por medio de la deuda al patrón.

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