La Universidad en la posrevolución

por Alef Pérez

Al comenzar los años veinte del siglo pasado, José Vasconcelos era rector de la Universidad Nacional. Desde ahí, creó a la Secretaría de Educación Pública (SEP), de un momento a otro, la institución de educación superior pasó a ser subordinada de su creación. Aquellos años también fueron de venganzas políticas, el gobierno optó por eliminar definitivamente a la Universidad Popular de México (Curiel, 1999: 299), proyecto educativo de los ateneístas.

La mayor parte de los años veinte, el gobierno federal controló a la burocracia de la Universidad y la mantuvo a toda la institución con presupuestos mínimos, esto afectó el desarrollo de la educación superior como del conocimiento especializado. Los proyectos creativos, de ampliación de la matrícula y el otorgamiento de la autonomía fueron dejados a un lado, mientras la prioridad estuvo en la masificación de la educación básica. En contra posición, la educación superior era considerada elitista. Frente el abandono oficial, los jóvenes alumnos de la universidad protestaron, plantearon que sus estudios eran importantes para la sociedad mexicana, buscaron la masificación de su nivel de estudios, para lo cual, consideraron necesaria la autonomía. 

En 1929, los jóvenes universitarios pasaron a la acción a través de la huelga, la misma terminó con el otorgamiento de una autonomía endeble. Las demandas continuaron por parte del estudiantado, en 1933, el gobierno reaccionó quitándole el carácter Nacional, mientras que se desentendió de casi todas las necesidades presupuestales de la misma. 

En 1934, la Universidad recuperó su carácter de Nacional, esto se logró gracias a la constante movilización estudiantil y a las negociaciones políticas de las autoridades universitarias. En el cardenismo, los problemas presupuestales continuaron, mientras el intento de control ideológico agravó la situación, los universitarios buscaron consolidar una identidad de libre crítica al pensamiento. Los problemas en las contadas universidades de provincia eran semejantes. Algunos académicos de la Universidad buscaron separarse por las dificultades de ejercer su oficio en ella, los menos y con recursos crearon instituciones privadas para la clase alta mexicana. En 1936, se dio un importante impulso a la educación superior pública con la creación del Instituto Politécnico Nacional, baluarte de la técnica, el cual se consideró fundamental para el progreso nacional, en la mente de sus creadores estuvo apoyar a la industria nacional y al campo.      

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