El Tercer Mundo durante la Guerra Fría

por Alef Pérez

La Guerra Fría dividió el globo en dos bloques. Por un lado, Estados Unidos encabezó a las viejas potencias de Europa Occidental junto sus exclonias bancas y a Japón como modelos de sociedades capitalistas. En contra cara, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) quedó al frente de las naciones de Europa del Este liberadas del nazismo por ella o algunos países que llegaron al socialismo por medios revolucionarios. En medio, el Tercer Mundo comenzó a ser reconocido como tal desde los años cincuenta del siglo XX, el economista francés, Alfred Sauvy, creó el concepto. 

En la práctica, el Tercer Mundo resultó difícil de definir por el inmenso número de naciones englobadas en él, aunque existieron algunas características que le dieron sentido. Un punto clave, fueron pobres la mayoría de sus habitantes, esto resultó ser su principal distinción frente el grupo de países capitalistas desarrollados. Sus exportaciones estuvieron basadas en materias primas (Béjar, 2011: 204) y dependieron de los productos industriales del exterior, aunque algunos comenzaron procesos de sustitución de importaciones. Adicionalmente, ningún país identificado dentro del grupo aplicó un modelo de “socialismo real” en lo económico, tal paso perteneció a las naciones con estructura como la soviética y similares, ante todo en términos de centralización burocrática para la organización económica.

Junto su problema de pobreza, el Tercer Mundo vivió en fuerte «boom» demográfico, que resultó impresionante frente el comienzo de la caída de la natalidad de varias naciones capitalistas desarrolladas (Hobsbawm, 2004: 347). Tal crecimiento poblacional aceleró los procesos de urbanización, aunque a diversos ritmos, lo que permitió la concentración de la fuerza de trabajo y volverse competitivos en industrias con bajos requerimientos de formación. A pesar de las ventajas, diversos gobiernos intentaron controlar el crecimiento demográfico por el miedo al agotamiento de los recursos para alimentar a la población, por ejemplo, la India emprendió una campaña de esterilización masiva en los años setenta.  

En su relación con los poderes centrales capitalistas, el Tercer Mundo vivió un pasado de sometimiento a pueblos ajenos, casi siempre europeos, entre los siglos XVI y la primera mitad del siglo XX. Es de señalarse, América Latina tuvo las repúblicas independientes más longevas bajo tal denominación. Tras la Segunda Guerra Mundial, la descolonización principalmente de África y Asia incorporaron un buen número de naciones. Sin embargo, los países fuera de Europa con población mayoritariamente blanca no formaron parte del grupo.

Al tratarse de naciones jóvenes, los del Tercer Mundo imitaron las formas de gobierno de sus viejos colonizadores, las repúblicas resultaron las más comunes, algunas intentaron seguir las normas de la democracia, aunque con dudosos éxitos para el momento histórico, otras construyeron estructuras de control político verticales y burocráticas como las soviéticas, sin pensar en la organización socialista de la economía. Los menos utilizaron formas tradicionales como la restauración de viejas monarquías locales. 

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