Educación básica posrevolucionaria

por Alef Pérez

En los años veinte del siglo pasado, la educación básica funcionó como una bandera revolucionaria, dotar de las primeras letras a la niñez resultó ser una labor impostergable, en un país con el 72% de analfabetas. Para emprender tan importante labor, José Vasconcelos creó la Secretaría de Educación Pública (SEP), con la cual se comenzó una importante labor de edificar escuelas, atraer alumnos y formar profesores. Tal labor fomentó el nacionalismo, mientras se convirtió en uno de los símbolos de éste.

A principios de los años veinte, los gobiernos municipales y estatales mostraron incapacidad para encargarse de la educación de los niños y las niñas del país. El gobierno federal optó por centralizar toda la educación en la SEP, coordinó el esfuerzo desde la ciudad de México. En un principio, algunos estados mostraron oposición a la centralización, aunque poco a poco la misma se pudo imponer en su totalidad. 

En el callismo (1924-1928), el esfuerzo educativo estuvo en el ámbito rural. En buena medida, la primaria conformó un punto de avanzada en el anticlericalismo de la época, al intentar remplazar a la Iglesia como uno de los ejes fundamentales de la vida en los pueblos. El proyecto pedagógico era conocido como las escuelas acción, donde el niño debía “aprender haciendo”, sin olvidar las lecciones en el aula, los aprendizajes se centraron en el mejoramiento de las actividades cotidianas del campo, con el afán de mejorar la convivencia y la capacidad productiva de la colectividad (Vázquez, 2011: 166). Aunque se realizó desde antes y se continuó con este tipo de trabajo, se puso énfasis, en la educación de los indígenas, los cuales debieron aprender las letras del idioma español, al igual que la cultura occidental, en detrimento de sus propias lenguas y culturas.

En 1931, Narciso Bassols llegó a la SEP, reactivó los proyectos educativos y los llenó de una nueva concepción: la educación socialista, la cooperación resultó el punto más importante de este modelo educativo, en su vocabulario, tuvo en parte a términos ideológicos del marxismo. Al llegar a la presidencia, Cárdenas encontró este modelo educativo, el cual adoptó como propio, los profesores lo respaldaron en todo el país.  


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