La URSS durante la Segunda Guerra Mundial

por Alef Pérez

A finales de los años treinta del siglo XX, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) estuvo flanqueada por dos naciones beligerantes, en el occidente la Alemania nazi y en el oriente el Japón imperial. En buena medida, el régimen corrió el riesgo de desaparecer por la acción militar conjunta de sus posibles enemigos, la dirigencia mantuvo un constante temor, firmó con los germanos el Pacto Molotov-Ribbentrop de no agresión, que permitió ganar tiempo, aunque el conflicto estalló a mediados de 1941.  

En el sistema político, Stalin permaneció en la cúpula del poder de la URSS, contó con el apoyo del Partido Comunista Soviético, una estructura vertical complicada de operar en tiempos de paz, aunque eficiente en momentos conflictivos como la guerra. Sin olvidar, las purgas en contra de los enemigos políticos internos tuvieron que ser detenidas para enfrentar a una amenaza de la existencia de la misma Patria: la Alemania nazi. Entre los liberados de los golags estuvieron generales de gran capacidad y prestigio entre la tropa. 

Al comenzar la confrontación, los alemanes lograron avanzar hasta las puertas de Moscú y adentrarse al Cáucaso, abarcaron un importante territorio de la URSS, que debió actuar con disciplina, vigor y fe, con todos sus recursos materiales y humanos para darle vuelta a la situación. 

Al interior de la URSS, los desplazados por la guerra buscaron refugio, lo encontraron en las zonas del centro de su inmenso territorio, aunque la población muerta resultó tal vez de unos 20 millones, cifra difícil de conmensurar. En buena medida, los hombres debieron regresar a la parte invadida por los alemanes para combatir, mientras las mujeres llegaron a las fábricas para abastecer de armamentos y municiones el frente de guerra. En el imaginario social, los soviéticos comenzaron a hablar de la “Gran Guerra Patria” y en buena medida consideraron que su esfuerzo era para sobrevivir. 

En lo económico, el régimen soviético y la sociedad emprendieron una dinámica de guerra total, al utilizar todos los recursos de la URSS en el esfuerzo bélico. La industria localizada en el lado occidental fue trasladada a zonas más seguras y ampliada para fabricar armamentos y municiones. Además, el campo mantuvo una importante producción destinada a alimentar a las tropas, sin olvidar, la logística para mandar todo lo necesario al frente de guerra. 

Por su parte, el Ejército Rojo de la URSS soportó el sitio de Moscú, el asedio a Leningrado y la batalla de Stalingrado. Para 1944, a través de un esfuerzo extraordinario, los soviéticos comenzaron la persecución de las tropas alemanas (Matos, 2017: 233), en su camino, encontraron diversas atrocidades cometidas por los nazis a las comunidades sometidas y en especial a los judíos, que sufrieron las consecuencias del geto de Varsovia y de los campos de concentración. En mayo de 1945, Berlín cayó frente los soviéticos dando final al teatro de operaciones europeo de la Segunda Guerra Mundial. 

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