Las trincheras de la Primera Guerra Mundial

por Alef Pérez

Durante la Primera Guerra Mundial, las trincheras existieron en diversos puntos del conflicto, aunque el Frente Occidental estuvo cubierto por las mismas. Franceses junto británicos por un lado y alemanes por otro sufrieron el mayor castigo en muertes por contener al enemigo o intentar avanzar, en una situación en la cual terminaron entrampados durante años, entre el Canal de la Mancha y la frontera con Suiza, en una línea con movimientos oscilantes entre las tropas enfrentadas. 

En los primeros meses de la Primera Guerra Mundial, las trincheras aparecieron por la capacidad destructiva del armamento y la prolongación del conflicto. En esencia, eran zanjas cavadas y reforzadas con sacos de arena, con tablas en el suelo para evitar que quedaran empantanadas, tuvieron un escalón para colocar observadores, francotiradores y ametralladoras. Dependiendo de la intensidad de los combates, llegaron a cavar diversas líneas en la retaguardia para realizar retiradas ordenadas sin colapsar el frente. Colocaron refugios subterráneos para las reuniones de los mandos y en ocasiones el descanso de la tropa. De uno y otro lado de la línea enemiga colocaron alambradas para disminuir las posibilidades de un avance sorpresa. 

En el Frente Occidental, la salubridad resultó un desafío importante. Ratas y piojos invadieron las trincheras (Hobsbawm, 2004: 33), llevaron enfermedades del lado alemán al francés y británico como a la inversa sin dificultad. Los cadáveres eran apilados y el mal olor resultó el menor de los problemas frente las enfermedades que llegaron a surgir en aquellos montones. En medio de los bandos, un páramo de tierra quemada permaneció con cuerpos sin reclamar. 

En sus días en las trincheras, los soldados realizaron sus necesidades básicas en baños improvisados, limpiarlos era uno de los castigos más frecuentes. Por su parte, la comida resultó fundamental para mantener la fuerza y el ánimo de las tropas, aunque no fluyó adecuadamente y los soldados sufrieron un cierto grado de desnutrición. El agua pura también tuvo problemas para llegar a todos los rincones del frente y en ocasiones tuvieron que beber de la estancada. 

Bajo la dinámica de la guerra de trincheras, en 1916, los alemanes intentaron romper el Frente Occidental en la Batalla de Verdún, que significó el mayor número de pérdidas humanas del conflicto, al menos un millón de hombres, sin considerar a los lisiados. En respuesta, los británicos presionaron en Somme, que resultó otra catástrofe humana. En aquellos días, los soldados salieron de sus agujeros para dirigirse a la muerte.

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