Benito Juárez en la República Restaurada

por Alef Pérez

Al poco tiempo de la derrota del Segundo Imperio, en septiembre de 1867, el gobierno federal organizó elecciones como un paso para recuperar las formas republicanas. Sin sorpresas, Benito Juárez ganó la presidencial, era la primera ocasión que la ocupaba a través del voto. Tal acontecimiento mostró la fractura del grupo liberal, al enfrentarse los juaristas contra los profiristas, para 1971, se sumaron los lerdistas a la contienda (Cosío, 2003: 123). Así, las grandes luchas ideológicas quedaron en el pasado, al ser sustituidas por la de los caudillos.

A pesar del declive del liberalismo como ideología aglutinadora, la Constitución de 1857 pasó a ser un documento fundamental, ningún contrincante capaz de alcanzar el poder estuvo dispuesto a cuestionar su vigencia. Juárez tuvo además el compromiso moral adquirido durante sus largos años de lucha en la Guerra de Tres Años y el Segundo Imperio por mantener vigente el documento. En otro elemento, la República se convirtió en la forma de gobierno incuestionable de la nación, hasta nuestros días. 

Los cambios en la oposición resultaron significativos. En la República Restaurada de Juárez, los conservadores dejaron de ser una alternativa para ejercer el poder, pasaron al periodismo, lo cual realizaron con pocos problemas por la apertura en la libertad de opinión del periodo. Los hombres del gobierno y sus acciones fueron criticados con dureza y, en muchas ocasiones, caricaturizados. 

A pesar de usar en el discurso la necesidad del respeto de las leyes, Juárez gobernó a través de poderes extraordinarios. Actuar de esta forma tenía sus complicaciones, el Congreso no siempre estuvo dispuesto a dejar hacer su voluntad al poder Ejecutivo (Salmerón, 2007: 194), consideró que los tiempos críticos de la Guerra de Reforma y del Segundo Imperio eran cosa del pasado. 

A pesar de los avances, la paz social no se alcanzó de forma definitiva. Diversos conflictos locales resonaron con fuerza, Manuel Lozada, el «Tigre de Alicia», controló el estado de Nayarit, una nueva rebelión de los yaquis estalló en Sonora y los mayas de Yucatán comenzaron otra guerra en contra de los blancos. Aunque para Juárez, el alzamiento de La Noria de Porfirio Díaz resultó ser la mayor amenaza, aunque lo logró derrotar. 

En julio de 1872, Juárez murió de angina de pecho, lo cual resultó importante para la conservación de su memoria y de la opinión positiva de su legado. Es de considerarse que estaba eternizando su estancia en la presidencia, sin embargo, con su muerte, ese aspecto pasó a ser secundario, mientras destacaron las cualidades de su defensa a la Constitución de 1857 y a la soberanía nacional de tiempos previos a la República Restaurada.  

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