por Alef Pérez
Durante la Segunda Guerra Mundial, Marc Bloch participó en la resistencia francesa y fue fusilado por los alemanes en 1944, para 1949, Apología por la historia apareció como una obra póstuma, resurgimiento de sus ideas sobre el análisis y la teoría de la historia para los jóvenes en el oficio y, en espacial, para la Segunda Generación de la Escuela de los Annales. Por su parte, aunque Lucien Febvre mantuvo su actividad académica, en 1946, refundó la revista bajo el título de Annales. Economies, Societés, Civilisatios, la novedad en el subtítulo estuvo en el concepto de civilizaciones, que afirmó el carácter totalizador y estructural de los principales estudios presentados en la publicación.
Para 1947, la revista y sus principales colaboradores llegaron a la recién fundada Sexta Sección Escuela Práctica de Educación Superior en París, que es conocida actualmente como la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales. Tal lugar pasó a ser el epicentro de un movimiento disruptivo en las humanidades y ciencias sociales, el cual logró institucionalizarse, que permitió agilizar el trabajo académico individual con presupuestos para becarios y publicaciones, sin olvidar la posibilidad de mantener colaboraciones para ampliar los enfoques de las investigaciones. Para los años sesenta, entre otros historiadores y los esfuerzos por revitalizar la historiografía, Le Roy Ladurie impulsó un pensamiento histórico basado en la estadística a través de la manipulación de enormes cantidades de información sistematizada y cuantificada.
En la segunda posguerra, la figura de Febvre resultó fundamental para la cimentación de la Escuela de los Annales y su reconocimiento internacional. Alcanzó puestos en la mayoría de los comités académicos de relevancia de Francia y, a nivel internacional, llegó a estar en la UNESCO. Mantuvo un fuerte trabajo académico entre sus propias investigaciones, la docencia y la dirección de la revista. En 1953, publicó Combates por la historia, el cual estuvo lleno de una apasionada defensa del oficio del historiador en búsqueda de la totalidad de los aspectos de la vida de los hombres.
Otra figura relevante apareció, Fernand Braudel comenzó a destacar por El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, tesis en 1946 y publicada en 1947 (Fontana, 2001, 206). En tal texto llevó a la práctica el concepto de “larga duración”, el cual terminó por ser parte fundamental de su trabajo posterior para darle sentido a las estructuras de la humanidad que llegan a ser milenarias.
En 1956, Febvre murió dejando una prolífica obra y proyectos sin concluir, tras lo cual Braudel continuó el trabajo de encabezar a los historiadores de la Escuela de los Annales. En aquel momento, la revista llega a más lectores fuera del ámbito francés, por su carácter renovador sin dejar de ser institucional. En un cambio tempestivo. En 1969, Braudel abandonó la revista, la ruptura provino de la incapacidad de contener una nueva generación de historiadores dentro de su postura teórica-metodológica totalizadora.
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