Las fiestas cívicas decimonónicas

por Alef Pérez

El proceso constructivo de la nación mexicana estuvo emparejado al nacimiento e integración social de sus celebraciones cívicas, el siglo XIX vivió tal irrupción en la conciencia colectiva. En el calendario comenzaron a tomar relevancia documentos, batallas y natalicios, los cuales configuraron una cierta conciencia e identidad. Por su parte, las fechas de la corona española fueron extirpadas y las de carácter religioso minimizadas en la medida de lo posible. 

El 16 de septiembre de 1810, Miguel Hidalgo comenzó la gesta independentista. Apenas dos años después, por iniciativa de Ignacio López Rayón, los insurgentes celebraron aquel día, dando cuenta de la trascendencia de éste. Siendo un momento festivo por sí mismo, el 27 de septiembre de 1821, las tropas del Ejército Trigarante encabezados por Agustín de Iturbide entraron a la Ciudad de México. En tal momento surgió la rivalidad entre el comienzo del movimiento insurgente defendido por los liberales o la consumación de la independencia relacionado con los conservadores por ser la coyuntura identitaria de la sociedad mexicana. 

En el México independiente, Guadalupe Victoria fue el primer gobernante en conmemorar el inicio de la gesta insurgente el 16 de septiembre de 1825. Los grupos conservadores buscaron mantener la celebración del 27 de septiembre, la cual resultó ser oficial cuando estuvieron en el poder. La purga entre el inicio y la consumación por ver cuál era más importante no se decidió en aquellos años, tuvo que esperar a tiempos más tranquilos en términos políticos-militares, que fue el Porfiriato, durante el cual el levantamiento de Miguel Hidalgo quedó  como la fecha de relevancia en el calendario cívico. 

No sólo la independencia marcó los días de septiembre. El 11 fueron repelidas las fuerzas expedicionarias españolas para reconquistar México. El 13 comenzó la resistencia a la ocupación norteamericana, lo que llegó a ser el día de los Niños Héroes (Zárate, 2016: 208). El día 17 fue el traslado de los restos de los héroes insurgentes a la Catedral Metropolitana. Con tal colección de fechas cívicas, la idea del mes patrio permeó con facilidad en la sociedad.

Los días conmemorativos no sólo estuvieron en septiembre. Por ejemplo, el 5 de mayo de 1862 honró al calendario cívico con una de sus fechas conmemorativas de mayor relevancia, al ser el día de la derrota del ejército francés en Puebla. Así, el general defensor, Ignacio Zaragoza, pasó a ser uno de los grandes héroes nacionales. 

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