Declaración de Independencia de las Trece Colonias

por Alef Pérez

Mientras la Guerra avanzó por los territorios de las Trece Colonias en América, del lado de los insurrectos, el Segundo Congreso Continental intentó negociar con la corona británica sin éxito. Así, quienes mantuvieron posturas en pro de la unidad del imperio quedaron sin argumentos. En consecuencia, las voces independentistas comenzaron a crecer en número y fuerza, las de los padres fundadores fueron las de mayor importancia. 

En tal escenario, el Segundo Congreso Continental dejó la encomienda de redactar la Declaración de Independencia a Thomas Jefferson. La lectura del documento fue realizada en pleno para comenzar su discusión y realizar adecuaciones al texto, que fueron responsabilidad de John Adams y Benjamín Franklin. El 4 de julio de 1774, los delegados de las 13 Colonias aprobaron el texto final, que planteó los fundamentos de una nueva nación (Pani, 2018: 66). 

Desde su nombre, la Declaración aseguró la Independencia de las 13 Colonias, lo que significó una ruptura total del régimen de dependencia con la corona británica. No enunció de forma explícita la creación de una nación americana, aunque esa resultó ser la intención, mientras realizó mención de estados libres y soberanos (Tenenti, 2011, 435). Partió de la incapacidad de las autoridades metropolitanas al otro lado del Atlántico de garantizar la vida, libertad y propiedad, principios considerados como naturales y por lo tanto cualquier sociedad debió defenderlos.

En cuanto al régimen por construir, la Declaración de Independencia no condenó a la monarquía o exaltó a la república con menciones directas, sus planteamientos resultaron más sutiles. Esto partió del principio de la negación cualquier derecho consanguíneo para ejercer el poder político, al reconocer la “igualdad” a todos los hombres, que fue algo otorgado por Dios. Es de señalarse, los derechos alcanzados por los colonos blancos no llegaron a toda la sociedad, las mujeres y minorías como los negros o indígenas quedaron fuera. 

Con la base de la Declaración de Independencia, en enero de 1776, Thomas Paine redactó un panfleto, El sentido común, que estuvo impregnado de un profundo carácter revolucionario (Adams, 2004: 24). En el texto quedó clara la postura independentista y por una forma de gobierno republicana, tales ideas comenzaron a ser discutidas y asimiladas por los colonos. 



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