Los primeros planes quinquenales de la URSS. Centralización y colectivización de la economía 1928-1937

por Alef Pérez

En la Unión Soviética, la Nueva Política Económica (NEP, por sus siglas en inglés) leninista llegó a ser un modelo de «socialismo de mercado» con una fuerte intervención gubernamental y permitió a pequeña escala las transacciones privadas, en 1928, llegó a su fin. Tras lo cual, el Primer Plan Quinquenal comenzó a modelar el desarrollo con una fuerte tendencia a la centralización en las decisiones burocráticas, era la representación del autoritarismo estalinista en la economía.

En buena medida, el campo sufrió la transformación más significativa, paso de un sistema de pequeños propietarios a la colectivización forzada de su producción, bajo el manto centralista. En 1933, los cambios provocaron hambrunas y mostraron deficiencias. A nivel social, el campesinado dejó de confiar en el régimen. Tal transformación tardó una década en llegar a penetrar en la mayor parte de las tierras de cultivo soviéticas. 

En las ciudades, la industria enfrentó transformaciones menos traumáticas que el campo. Por ejemplo, los técnicos resultaron relegados en la toma de decisiones, la burocracia central y los funcionarios del Partido tuvieron la última palabra. Sin una comprensión desde la base productiva, el sistema comenzó a volverse rígido y lento para responder a las necesidades de la sociedad, aunque a base de esfuerzo alcanzó metas de productividad planteadas por el centralismo. En particular, los funcionarios llevaron el sistema de montaje en línea o producción en serie, aunque en aquel momento por falta de preparación técnica resultó complicado su manejo.

Por precaución, el Primer Plan Quinquenal marcó la creación de un sistema industrial destinado a abastecer al ejército (Béjar, 2011: 142). Por su parte, en 1933, Hitler llegó al poder en Alemania, la cual pasó a ser una amenaza. En respuesta, el Segundo Plan Quinquenal mantuvo el postulado militarista en la organización productiva de la Unión Soviética. En buena medida, el material bélico era de consumo interno, aunque comenzaron a exportar para apoyar movimientos revolucionarios. 

A nivel internacional, a principios de los años treinta, la Gran Depresión devastó a las principales naciones capitalistas. Por su parte y a pesar de sus problemas, la economía soviética resultó imparable en aquellos años (Hobsbawm, 2004: 103). En consecuencia, los planes quinquenales comenzaron a ser ejemplos que seguir y la planificación obtuvo un papel preponderante en la organización de los gobiernos y las empresas occidentales. 

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