Plan Marshall

por Alef Pérez

La Segunda Guerra Mundial torturó y desgarró a Europa Occidental, la cual no dejó de tener un significativo potencial económico e importantes tradiciones democráticas (Anderson, 2014: 64). Tras despejarse el polvo de los enfrentamientos, Estados Unidos logró el dominio sobre la referida región, estuvo en la disyuntiva de quebrantarla al dejar funcionar los esquemas de cobranza de la deuda contraída durante el conflicto o apoyarla para ganar a la postre con la creación de socios sólidos en el marco del capitalismo. 

En el momento de concluir la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos no actuaron con contundencia para rescatar a Europa Occidental de un posible abismo económico y, por consecuencia, del radicalismo social. En el plano institucional, los recién fundados Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional contaron con pocos recursos, fueron incapaces de realizar la inyección de fondos para el despegue económico. En particular, Gran Bretaña recibió préstamos tradicionales y tuvo pocas posibilidades de cubrirlos satisfactoriamente, por lo tanto, el riesgo de moratoria resultó alto. Para evitar situaciones complicadas, las condiciones del sistema crediticio debieron cambiar y mostrarlo a la opinión pública. 

En 1947, el Plan Marshall funcionó como respuesta para los problemas de la economía de Europa Occidental. No fue la única gran inyección de fondos, aunque tuvo una importante propaganda y resultó reconocible con el tiempo. Los recursos rondaron el 15% de la inversión de capital durante al menos tres años en Gran Bretaña, Italia y Francia, alcanzó el 25% en la zona de ocupación por convertirse en la República Federal Alemana, en total resultaron beneficiadas 16 naciones. Entre 1948 y 1951, 13 mil millones de dólares fueron el total recibido en la región. 

En lo inmediato, los capitales privados encontraron confianza en Europa Occidental al ver el respaldo de los Estados Unidos a través del Plan Marshall en la reconstrucción (Panitch, 2015: 149). Para la población en general significó un alivio visible, el cual ayudó a mejorar la opinión pública de los partidos tradicionales pro-capitalistas frente aquellos con posturas comunistas y revolucionarias. 

Hasta cierto límite, los Estados Unidos dictaron las políticas económicas de las naciones firmantes del Plan Marshall. En la letra, el equilibro presupuestal resultó importante, aunque sólo se vigiló el problema de los excesos con posibilidades de causar problemas financieros internacionales. El capitalismo negó sus formas liberales, por el contrario, los gobiernos establecieron controles y comenzaron a intervenir en la economía.


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