Ocupa Wall Street. Los indignados en el corazón del capitalismo

por Alef Pérez

La crisis económica de 2008-2009 lastimó severamente el tejido social en todo el mundo, la miseria resultó un rostro común hasta en los países ricos. Como una respuesta inesperada, en septiembre del 2011, jóvenes descontentos decidieron tomar el Parque Zuccutti a unos pasos de la Bolsa de Valores de Nueva York, así, comenzó el movimiento Ocupy Wall Street. En un principio, unos cuantos protestaron, los medios los ignoraron y la policía los reprimió pensando que limpiarían el espacio. No obstante, subieron lo ocurrido a YouTube, desde donde se viralizó, tras lo cual, los manifestantes comenzaron a llegar en caudales.  

De un momento a otro, Ocupy Wall Street no resultó ser un acontecimiento menor, era una protesta masiva en lo que tal vez es el lugar simbólico de mayor relevancia del capitalismo. Así, estuvieron frente a la encarnación misma del despojo que sufrieron junto la mayoría de la población mundial. 

En respuesta, los medios de comunicación tradicionales norteamericanos minimizaron el movimiento, lo consideraron infantil e incapaz de comprender las realidades de la economía. Como respuesta, Ocupy Wall Street utilizó las nacientes redes sociales, que potenciaron su presencia, la cual también comenzó a ser notoria en los comentarios de persona en persona. Al poco tiempo, las manifestaciones estallaron por todo Estados Unidos y, con facilidad, los ecos llegaron a otros países. 

Al tratarse de un movimiento multitudinario, Ocupy Wall Street tuvo reclamos desorganizados y, hasta cierto punto, contrapuestos. Sin embargo, nociones como la justicia resultaron una constante entre los manifestantes, con esa palabra, de alguna manera, dieron a entender su comprensión de la necesidad de cambiar el sistema. Adicionalmente, lograron expresar que “somos el 99%”, lo que dio un potente discurso en contra del 1%, que fue comprendido como aquellos que poseen el poder económico y político a nivel mundial. 

Para octubre del 2011, Ocupy Wall Street comenzó a ser un movimiento respetable, algunos intelectuales apoyaron abiertamente. El diario, The New York Times, tuvo publicaciones afines a los manifestantes, analizó el saqueo constante de las élites capitalistas y consideró necesario construir alternativas. En su momento, hasta el Partido Demócrata planteó como justas las reivindicaciones. Con el tiempo, la represión y el desgaste mismo del movimiento comenzaron a desarticularlo, sin embargo, la experiencia quedó en la memoria colectiva.   

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