Los BRICS

por Alef Pérez

En el último cuarto del siglo XX, las llamadas economías emergentes comenzaron a destacar, por el peso que tuvieron en el PIB mundial. Al comenzar el siglo XXI, el cambio de polos de desarrollo resultó visible, para 2001, Jim O’Neill acuñó el acrónimo BRIC, en su ensayo Construyendo mejores bloques para la economía mundial, se trató de una referencia a Brasil, Rusia, India y China como grupo. En un principio, fue una idea de márquetin para vender paquetes de inversión de los mencionados países.

Al definirlos, los BRIC eran un conjunto de naciones emergentes, con un fuerte potencial de crecimiento económico. En lo territorial, fueron naciones enormes, sin olvidar sus importantes recursos naturales. Al tener una gran población, resultaron relevantes por su potencial como consumidores y como fuerza laboral.

Sin dejar a tras la crisis económica del 2008, en 2009, los BRIC pasaron de la teoría a la practica, al tener su primer Foro en conjunto. Al poco tiempo, Sudáfrica pasó a ser el quinto miembro, lo que cambió el acrónimo a BRICS, sin olvidar que permitió al grupo mostrarse plural al incorporar una nación africana. En sus perspectivas colectivas estuvo consolidarse como polo de poder y desarrollo, sin duda, sus economías eran dignas de tomarse en cuenta, aunque su peso geopolítico resultó dudoso. 

En el decenio del 2010, los BRICS intentaron ampliar sus formas de cooperación. Plantearon la meta de remplazar al dólar como moneda base de las reservas internacionales por un valor controlado por ellos. Proyectaron la creación de un banco de desarrollo fuera de las directrices del Fondo Monetario Internacional o del Banco Mundial, instituciones que surgieron en el Norte promovidas por las viejas potencias, en contra posición, creyeron posible fortalecer las relaciones Sur-Sur a través del crédito para ellos y otras naciones. 

A pesar de las buenas intenciones, los BRICS no lograron consolidar acciones comunes de relevancia, por razones internas de la política de cada una de las naciones. Por ejemplo, en 2019, Brasil vio la llegada al poder de Jair Bolsonaro, hombre de derecha, que comenzó su mandato desasiéndose de cualquier compromiso internacional relacionado con sus antecesores. A grandes rasgos, el futuro no muestra buenas perspectivas para el fortalecimiento de los lasos de estas naciones. 

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