Los pueblos mayas de huidos del siglos XVI-XVII

En el mundo maya de principios del siglos XVI, la mayor concentración demográfica estaba en el actual estado de Yucatán, ahí llegaron los conquistadores españoles, detrás de ellos los colonizadores y los franciscanos, quienes comenzaron la evangelización. Es de señalarse, parte de la población huyó rumbo a lo que hoy conocemos como las entidades Campeche y Quintana Roo, eran tierras poco pobladas y difíciles de penetrar, en especial para los invasores.

            Tras alejarse del dominio español, los pueblos de huidos enfrentaron retos técnico, no era su medio ambiente habitual, por ejemplo, se trataba de selvas con vegetación de alrededor de 30 metros de altura, lo doble o más de lo que estaban acostumbrados. En tierras prácticamente vírgenes, la poda para la siembre se hacía con el tradicional sistema de roza y quema, a lo cual sumaban el uso de hachas y machetes de hierro, que obtuvieron del hurto a los españoles. Los animales salvajes peligrosos resultaron comunes. Aquellos frailes que se atrevían a entrar al territorio se quejaban de los insectos, estos no los dejaban en ningún momento del día.

Es de señalarse, los mayas emprendieron la marcha de diversas formas. En muchas ocasiones el huido era un hombre, quien dejaba atrás a la esposa con los hijos y buscaba una nueva mujer en la comunidad a la que arribaba, esto ampliaba sus lazos de parentesco y facilitaba su inserción. También resultaba factible el viaje a la libertad para familias con sus hijos y algunos de estos casados. Hasta comunidades enteras llegaban a internarse en la selva.  

Para articularse, los pueblos de huidos circundaron el reino rebelde maya de los itzaes del Petén guatemalteco, al cual se subordinaban para alejarse de la influencia y explotación de los españoles. Por su parte, para los itzaes estas comunidades significaron una zona de amortiguamiento al avance de los conquistadores y de los frailes. Es de hacerse notar, esta forma de relacionarse terminó en 1597 con la caída del reino.

A pesar de la dominación de los españoles sobre la capital de los itzaes del Patén, los pueblos de huidos continuaron siendo comunes entre los mayas. Es más, el siglo XVII fue el que presentó el mayor número de personas y comunidades que decidieron alejarse de la dominación española.  Por ejemplo, una comunidad cercana de Bacalar emprendió camino a la sierra en 1639, como aconteció por el puerto de Campeche para 1668 (Caso, 2004: 479).

En términos míticos-religiosos, los mayas insumisos de los pueblos de huidos  consideraban el tiempo como algo cíclico, pensaban que el dominio español era sólo un periodo, el cual debía terminar algún día como había pasado con otros sistemas de dominación en el pasado. Esto avivaba la esperanza en la llegada de mejores tiempos y la posibilidad del momento de la venganza.


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