La geopolítica de la Guerra Fría

Al concluir la Segunda Guerra Mundial, las dos nuevas superpotencias realizaron un reparto del mundo, cada una en su parte era dominante y tuvo responsabilidades. Así, un mundo bipolar surgió. Desde un principio quedó claro el desequilibrio, Estados Unidos contó con inmensos territorios en todos los continentes. Mientras, la Unión Soviética obtuvo su propio espacio de influencia en Europa del Este, por ocupación en un principio del ejército rojo y de otras fuerzas comunistas locales, algo similar sucedió en Corea del Norte.

Entre los dos polos de poder, algunas naciones insubordinadas intentaron crear la llamada Tercera Vía. En buena medida, tuvieron la capacidad de actuar con relativa independencia frente las dos potencias. Es de señalarse, ninguna abandonó los principios de la propiedad privada, que garantizó la reproducción del capital, lo cual complació a los Estados Unidos. En el campo diplomático, la posición de este tipo de países resultó más compleja, al llegar a posicionarse del lado de la Unión Soviética, cuando esto era necesario para sus propios intereses por recursos o para enfrentar a otros enemigos como las decadentes potencias europeas, que estaban bajo la sombra de Washington.

Por su colindancia, Estados Unidos consideró a América Latina como su espacio de influencia indiscutible por la cercanía a su propio territorio, era parte fundamental de su seguridad Continental. Sin los efectos adversos de la Segunda Guerra Mundial y de la descolonización, la región logró una relativa calma, que fue reforzada en un buen número de naciones a través de dictaduras militares. Aunque es de señalarse, la Revolución Cubana significó un desafío constante para la hegemonía de Washington, en especial al comenzar ésta a calcar las formas políticas y económicas del socialismo real.

Por haber sido escenarios en lo político o en lo bélico de la Segunda Guerra Mundial y su propio proceso de descolonización, las naciones de Asia y África estuvieron en territorios conflictivos, en los cuales, las dos superpotencias llegaron a intervenir. Es de señalarse, la Unión Soviética no buscó ampliar las zonas donde fuera copiado su sistema centralizado, más bien apoyó la creación de regímenes nacionalistas y antiimperialistas, que permitieron a la burguesías locales continuar sus actividades, la Tercera Vía nutrió sus filas de estos regímenes, que Estados Unidos toleró. No obstante, los norteamericanos enfrentaron situaciones fuera de su control como la Revolución China y la Guerra de Vietnam, que llevaron a estas naciones a calcar las formas políticas y económicas del socialismo real, lo cual no buscó Moscú en un principio, aunque aceptó el resultado con gusto y lo cobijó.


Contenido:
Ver tema general:
Ver tema:

Comentarios