La bomba atómica en la Guerra Fría entre la prevención y la destrucción mutua

En 1945, los Estados Unidos fueron la única nación con la bomba atómica y, sin olvidarlo, demostró ese mismo año la capacidad destructiva al utilizarla en dos ciudades de Japón. La exclusividad no duró mucho, en 1949, la Unión Soviética logró tener su propia arma de destrucción masiva, lo que creó un nuevo escenario internacional de equilibrios de fuerzas.

En buena medida, los estrategas militares de las dos superpotencias comenzaron a planificar una posible guerra atómica. En particular, la Unión Soviética tuvo la constante preocupación de alcanzar el poderío norteamericano en capacidad destructiva y en velocidad de reacción, centraron sus esfuerzos en perfeccionar misiles trasatlánticos y submarinos para disparar desde cualquier Océano (Nouschi, 1996: 295). Del otro lado, los Estados Unidos mantuvieron una constante inversión en armamento con la idea de mantener la supremacía. Adicionalmente, la energía nuclear pasó a diversificar su funcionamiento bélico entre la ofensiva y la defensiva planteándose ataques a tropas o ciudades, mientras multiplicó su capacidad destructiva.

En un mal calculo de superioridad, en 1954 por parte de los norteamericanos, la Doctrina Eisenhower planteó represalias masivas y sobrepasar cualquier acción de la Unión Soviética. Tiempo después, en 1961, la Doctrina McNamara consideró necesaria una respuesta a la par de las acciones del enemigo. En los hechos, en 1962, la Crisis de los Misiles Soviéticos en Cuba, cada superpotencia confió en que el adversario no pasaría del discurso a la acción, aunque el juego resultó peligroso para todo el mundo.

Al darle nombre al posible escenario nuclear, en 1963, los norteamericanos utilizaron la noción de “destrucción mutua garantizada”, que en inglés era mutual assured destruction y se usó su acrónimo MAD, el cual nuevamente al español se lee como “loco”, esto terminó definiendo el posible escenario de forma casi perfecta. Es de señalarse, los consecutivos gobiernos en Washington terminaron utilizando el miedo a su favor para justificar sus acciones en contra del comunismo, sin olvidar la pocas posibilidades existentes de la utilización de las armas de destrucción masiva.

En ciertos momentos, las superpotencias estuvieron tentadas para utilizar la bomba en un tercer país. Por ejemplo, en 1951, los Estados Unidos contra Corea del Norte y, en 1969, la Unión Soviética sobre China, ninguna actuó de tal forma (Hobsbawm, 2004: 233). A lo cual se sumo, que algunas naciones de diversas ideologías lograron alcanzar el poderío nuclear, esto creó más zonas de tención de alto riesgo, aunque se mantuvieron subordinadas al orden de los dos polos de la Guerra Fría.  



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