En el siglo XVIII, Francia ejerció una importante hegemonía cultural, la Ilustración nació en la misma y de ahí fueron sus principales figuras. La Encyclopédie o Enciclopedia resultó ser un trabajo coordinado desde París. No obstante, al rebasar sus fronteras como movimiento intelectual tuvo que convivir y adaptarse a las formas de las mentalidades locales, mientras influyó en las mismas.
En buena medida, Inglaterra contaba con bases pre-ilustradas desde el siglo XVII, con los planteamientos políticos de John Lucke. Entre quienes escribieron la Encyclopédie, tanto Voltaire como Montesquieu mostraron fascinación por la cultura y la sociedad inglesa, durante sus estancias en la isla. Aunque también, algunas figuras surgieron para la Ilustración del siglo XVIII, como fue el caso de Edward Gibbon en la historia con La decadencia y caída del Imperio romano y Adam Smith en la economía a través de Riqueza de las naciones.
Por su parte, la Ilustración llegó desde Francia a los principados y ciudades alemanas, es más, el alemán no era una lengua utilizada ampliamente en la alta cultura de la región, resultaba más aceptado el francés. Aunque a finales del siglo XVIII, comenzaron a cuestionar la hegemonía francesa y crearon ciertos rasgos nacionalistas (Sánchez, 2000: 653). En lo particular, es de destacarse el trabajo de Immanuel Kant, quien escribió la Crítica de la razón pura, que profundizó en la teoría del conocimiento.
Como en el caso de las tierras alemanas, la Ilustración arribó a la Península Itálica a una zona fragmentada políticamente, sin embargo, en este último caso se encontró con tradiciones de la alta cultura más arraigadas, como es el caso de las renacentistas. En el ámbito del análisis histórico, fue importante la visión de los ciclos de Giambattista Vico (Vilar, 1999, p. 37), que se expresó en el texto Ciencia nueva.
En el reino de España resultó complicado el cambio de las mentalidades por el arraigo de la tradición católica, lo cual limitó la introducción de los escritores de la Ilustración, aunque también fueron leídos. A pesar de las dificultades, entre quienes siguieron esta corriente de pensamiento y se atrevieron a escribir es posible mencionar al conde de Campomanes con el Discurso sobre el fomento de la industria popular.
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