El socialismo utópico

Al terminar las guerras napoleónicas en 1815, los socialistas utópicos comenzaron a crear sus primeros bosquejos de una sociedad mejor. A diferencia de otros luchadores sociales previos, ellos consideraban fundamental el progreso material, según los cambios provocados por la Revolución Industrial. No estaban dispuestos a dar un paso atrás en la aplicación de la tecnología, aunque consideraban fundamental el cambio de la forma de la distribución de la riqueza generada, estaban preocupados por el deterioro de las condiciones de vida de los obreros en las diversas zonas urbanas.
A pesar de su creencia en el progreso material de la humanidad, el socialismo utópico volvió la vista al pasado remoto para encontrar modelos. Consideró al hombre un ser comunitario por naturaleza (Hobsbawm, 2003: 248), por lo cual, buscó desaparecer los elementos individualistas de la sociedad decimonónica. Adicionalmente, planteó como algo fundamental la búsqueda de la felicidad al nivel de toda la sociedad.       
En buena medida, el socialismo utópico planteaba resolver los problemas del mundo, al buscar crear una sociedad más justa para las mayorías. No obstante, mostraban un desconocimiento de la realidad a profundidad, estaban desvinculados del movimiento obrero (Droz, 1981: 83). En consecuencia, argumentaban cuestiones imposibles de aplicar en la práctica.   
Al pasar a los pensadores concretos del socialismo utópico, el conde de Saint-Simon (1760-1825) resultó ser parte del grupo por su crítica a la sociedad industrial y sus problemas. Consideró la creación de un sistema social con un parlamento integrado por notables o sabios, que fuera a nivel de toda Europa, que llegarían a redactar un código de moral general basado en la libertad de conciencia. Con el referido texto, buscaba consolidar la enseñanza para la base de la sociedad. Aunque en 1821, comenzaba a poner en primer lugar el elemento de la solidaridad.
Como Saint-Simon existieron varios pensadores franceses con preocupaciones similares, sin embargo el caso de Inglaterra, Robert Owen (1771-1858) fue particular por tener pocos contemporáneos de su nacionalidad de la corriente del socialismo utópicos. Consideró a la conciencia del hombre como algo variable, la relacionó con el medio en el cual se desarrolla. En este sentido, intentó llevar sus ideas a la practica en una fábrica de hilados de New Lanark, suprimiendo el beneficio egoísta y sustituyendo el dinero por bonos de trabajo, sin olvidar, que buscó crear unidades agrícolas autosuficientes. Sus esfuerzos buscaron crear un eco en la sociedad para cambiarla por completo, lo cual no prosperó. 

Comentarios