De la revuelta a la revolución republicana inglesa del siglo XVII

Es de señalarse, frente las estructuras absolutistas de España y Francia, la de Inglaterra resultaba débil, esto al actuar los nobles según sus propios intereses y la incapacidad de la monarquía para controlarlos. En tal situación, la dinastía Estuardo llegó al poder en 1603, con Jacobo I, un católico en una nación que resultaba ser mayoritariamente protestante y, entre los cuales, destacaban numéricamente los anglicanos, esto exacerbó la contienda entre los diversos cultos, que estuvo relacionada con una intensa lucha de clases. 
El sucesor de Jacobo I, Carlos I Estuardo enfrentó un contexto complicado, durante el cual, la tención social y religiosa creció sin cesar. Para 1640, la situación del monarca comenzó a ser insostenible, en respuesta, decidió cerrar el Parlamento (Tenenti, 1999: 129), como una forma de silenciar a los opositores. En cuestión de meses, el rey tuvo que dar vuelta atrás a su decisión y creó el Parlamento Largo, llamado así por su prolongada duración, mientras que en Londres comenzaba a gestarse un movimiento popular-radical.
Los enfrentamientos no tardaron en comenzar, para 1642, los ejércitos del rey atacaban a quienes profesaban cultos puritanos, mientras las fuerzas del Parlamento Largo hostigaban a los considerados partidarios del Papa. No sólo estaban involucrados los principales poderes del reino, también existieron conflictos locales que agitaban la situación, las primeras ciudades que tuvieron un conducta francamente insurreccional, enfrentadas al monarca, fueron Mánchester y Coventry. Para tal momento, la situación era una Guerra Civil.
La lucha religiosa sólo encubrió a la de clases, que vivió momentos intensos. Del lado del monarca quedaron las fuerzas conservadoras de las estructuras feudales: el clero y los terratenientes. El Parlamento Largo obtuvo el respaldo de la naciente burguesía (Hill, 1977: 11). En tal situación, en el campo y las ciudades, algunos desposeídos tuvieron bosquejos de organización, aunque no lograron alcanzar el poder. 
Al perder la guerra, para 1649, Carlos I era ejecutado, así, la república radical comenzaba en Inglaterra. En buena medida, el ejército pasó a ser el principal factor de control político. Los postulados para crear un poder popular fueron apartados y las atribuciones fueron concentrándose como en tiempos de la monarquía, en manos de Oliver Cromwell, quien decidió disolver el Parlamento Largo. Para 1659, la república demostró su incapacidad de crear instituciones perdurables y un nuevo pacto social, esto derivó en el restablecimiento de la dinastía Estuardo, en esta ocasión bajó Carlos II. 

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