La crisis de los señores feudales


En los últimos siglos de la Edad Media, los bienes materiales en variedad y lujo de los feudatarios se ampliaron. En un caso particular, las cortes borgoñesas, en el norte de lo que hoy es Francia, son los mejores ejemplos de este proceso, por ser las más ostentosas en aquel periodo. El problema se encontró en que sus entradas de recursos estaban en plena decadencia y los gastos en aumento, esto sumió a la nobleza señorial en un problema de liquides financiera.  
            Desde el otro punto de vista, la naciente burguesía comenzó a intervenir en la economía de los señores feudales a través del comercio, ofreció productos novedosos de lejanas tierras o de talleres urbanos. Esto creó lazos comerciales donde antes no existían, lo que erosionó la autonomía económica de los feudatarios. Al poco tiempo, el oro y la plata en los palacios de los señores resultó insuficiente para comprar los productos de fuera, lo cual provocó guerras de rapiña.
En su relación con la monarquía, la nobleza feudal comenzó a esbozar su transformación a una nobleza cortesana (Pirenne, 1995: 289). Así, el viejo señor feudal todo poderoso en sus tierra, que fue independiente jurídica, social y económicamente de cualquier otro poder comenzaba a formar parte de las nacientes cortes reales del siglo XIV. Es de señalarse, la transición resultó lenta, aunque inevitable. Mientras declinó el poder de los señores terratenientes, comenzaba a surgir una nueva nobleza burocrática, al servicio de los reyes.
Con el fortalecimiento de las monarquías, la viaja forma de lealtad de las armas de los señores feudales, el vasallaje comenzaba a ser poco funcional y hasta una amenaza. Entre los feudatarios, algunos decidieron dejar las armas a cambio de la protección real, otros fueron aplastados militarmente y unos cuantos abandonaron cualquier acción bélica, dejando su capacidad intacta, aunque oxidándose con el tiempo.
En otro aspecto, los señores feudales perdieron la posibilidad de ennoblecer a otra persona, esta cualidad pasó a ser exclusivamente de la autoridad real, como cúspide de las relaciones sociales y de poder. Así, a semejanza de aspectos anteriores, la crisis de los señores feudales resultó en el fortalecimiento de la monarquía medieval que comenzaba a tener características de absolutista.

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