por Alef Pérez
En el siglo XIII a.C., la Grecia Micénica sufrió la invasión de los dorios, que se asentaron para convertirse en dominadores en casi toda la Península de los Balcanes, sólo dejaron a Atenas en el Attica sin ocupar, por ser tierras poco fértiles. Esto sirvió como trampolín de escape rumbo tierras Jónicas en la actual costa de Turquía. Los fugitivos perdieron sus formas tradicionales de explotar a otros, por lo cual, comenzaron a esclavizar a quienes no lograron pagar sus deudas en la misma comunidad, hasta consolidar esta acción como base de la reproducción de la mayor parte de la riqueza, lo que significó el surgimiento del esclavismo alrededor del siglo VI a.C., en el periodo de la Grecia Arcaica.
Al correr de los siglos, otros grupos griegos y del resto del Mediterráneo fueron asimilando el esclavismo. Durante parte de la Grecia Clásica, Atenas mostró un inmenso éxito al funcionar a través de tal modo de producción, aunque la Roma Imperial lo llevó a su máximo esplendor.
En la base de la sociedad, los esclavos resultaron fundamentales, aunque según la concepción dominante, no formaron parte de esta al ser herramientas parlantes, por lo tanto, se trató de un objeto asumido como propiedad privada, que, según el derecho romano, el dueño tuvo la posibilidad de uso, disfrute y abuso. Entre los hombres libres existieron dos categorías: los patricios y los plebeyos, los primeros constituyeron la nobleza, mientras que los segundos eran el pueblo común.
Por su parte, la mentalidad de la sociedad esclavista de la antigüedad tuvo sus particularidades, al liberarse su fuerza de trabajo del esfuerzo físico, los patricios lograron dedicar su tiempo a cultivar la mente. Así, en términos de actitud, los patricios y plebeyos despreció las actividades manuales, las consideraron cosas de esclavos. En la Grecia Clásica, los filósofos teorizaron sobre la libertad, mientras que, en la Roma Imperial, los encargados de la administración profundizaron en el derecho y a través de éste consolidaron la noción de propiedad privada, sin la intervención superior del soberano, ni la de un sistema horizontal de la sociedad.
Entrelazada con la sociedad y la mentalidad, en la base de la economía estuvo la guerra, la cual permitió tener cautivos entre los vencidos y llevarlos como esclavos a donde se necesitaron. En un aliciente más a las conductas bélicas, no resultó común la reproducción de los esclavos, por lo costoso que sería mantener a los niños mientras llegaban a ser capaces de trabajar. En consecuencia, para mantener la fuerza de trabajo, las acciones militares de expansión debieron ser constantes (Anderson, 2005: 21). Sin olvidar, al localizarse el esclavismo durante la antigüedad en el Mediterráneo y en su esplendor dominarlo, el transporte de mercancías era principalmente por vías marítimas.
Como se acaba de ver, la guerra resultó fundamental para la sociedad. Tras el siglo II d.C., el Imperio no pudo expandir más las fronteras, por cuestiones tecnológicas de comunicación, las acciones bélicas detuvieron su marcha y los esclavos dejaron de fluir en masa. Es de considerarse, la fuerza de trabajo disminuyó, mientras el modo de producción estuvo en plena descomposición. En el siglo V d.C., con la caída de la Roma de Occidental, el esclavismo de la antigüedad llegó a su fin.
Contenido:
Ver tema general:
Ver tema:
Comentarios
Publicar un comentario