La importancia del arte y del artista en el siglo XIX


En especial desde mediados del siglo XIX, los artistas pasaron a tener un estatus sobresaliente, como nunca antes en la historia. Ocuparon un lugar como complemento importante para una sociedad dominada por la burguesía, mostraban el éxito material a través de sus creaciones. Para algunos,  eran “genios” creativos. Especialmente los de teatro comenzaron a ser ampliamente conocidos, sus escándalos resultaron ser parte de su propia identidad y un elemento más para el consumo.
En buena medida, el arte suplió algunos de los elementos antes casi exclusivos de las religiones, al convertirse en proveedor espiritual de la sociedad materialista occidental (Hobsbawm, 2003: 294). Esto resultó especialmente visible entre los individuos de las nacientes clases medias, su nivel de cultura los volvió propensos a buscar esta alternativa. Así, los teatros pasaron a ser los nuevos templos, con repertorios en muchas ocasiones contrarios a la moral tradicional. Entre los cambios visibles, los turistas integraban las nuevas peregrinaciones, que tuvieron como paradas obligatorias lugares como el Museo del Louvre, en París.
Es de hacerse notar, los cambios en el disfrute y valoración del arte resultaron más visibles entre los pueblos hablantes de alemán, lo cual les daba la oportunidad de consolidar una identidad cultural, mientras buscaban crear su propio Estado-nación, que surgió hasta 1871. En occidente, los niños comenzaron a ser participes de las influencias nacionalistas en las escuelas, esto a través del arte, en buena medida, resultaba importante al ser el comienzo de la construcción de su identidad colectiva.
En las ciudades, la construcción de edificios dedicados al teatro y a la opera resultaron importantes en los proyectos de rediseño urbanísticos, como en los casos de París y Viena. También, las bibliotecas crecieron en número y en capacidad de albergar libros, así, la preservación de la cultura escrita pasaba a tener un lugar importante, lo cual otorgaba un estatus especial en las localidades donde se construían estos edificios. Por su parte, galerías y museos crecieron por influencia de los mismos cambios culturales.  
Es de considerarse, la inversión urbanística en recintos artísticos no fueron simples decoraciones, tuvieron su público. Acudir a espectáculos paso a ser toda una moda, mientras la admiración en galerías de objetos exclusivos mostraba el estatus social o la aspiración a llegar a una buena posición. En particular, los hogares de las familias burguesas comenzaron a llenarse de libros, los cuales estaban finamente empastados y decorados.
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