En la era del
imperialismo, las empresas y los gobiernos necesitaban personal capacitado. En
tal contexto, los recintos universitarios comenzaron a multiplicarse
especialmente en las potencias occidentales de la época, mientras surgían
nuevas profesiones para comenzar a cubrir la demanda de personal con
capacidades y conocimientos acordes a los cambios tecnológicos.
Las transformaciones resultaron
profundas, los sistemas educativos vieron la erosión de sus bases, que estaban
en la cultura grecorromana. En las universidades, las antes populares materias
de latín y griego perdieron importancia (Stone, 1985: 444), tuvieron que pasar
a ser obligatorias para lograr sobrevivir curricularmente en diversos planes de
estudio. Tales asignaturas sufrieron el ataque de ser conocimientos considerados
parte de la identidad de una élite desconectada de la realidad y anclada en el
pasado. Argumentar a favor de aprendizajes relacionados con la antigüedad
clásica resultaba complicado, en medios sociales donde se buscaban resultados
inmediatos.
Entre los grupos que se disputaban el poder político, la izquierda como del
centro tomaron la renovación de los sistemas educativos como banderas políticas
para sus causas. En la perspectiva de quienes buscaban profundizar la
transformación, en una perspectiva política, la cultura clásica comenzó a ser
asociada con regímenes autoritarios. En un caso particular, en 1902, el
Ministerio de Educación de Francia sufrió los embates de un movimiento que
pedía la transformación del examen final del bachillerato. Solicitaban un menor
peso de los estudios clásicos y pasar a temas de mayor relevancia para los
estudiantes, las autoridades defendieron la situación prevaleciente por apego a
la tradición.
Entre los nuevos grupos sociales, los oficinistas y técnicos capacitados
estaban inmersos en el funcionalismo, la mayoría tenía una formación de
bachiller o hasta universitaria superior a la media social, no respetaban el
pensamiento de la cultura clásica grecorromana, ni le veían una razón de ser.
Bajo esta perspectiva, no existía tiempo para el amor al arte antiguo, buscaban
encontrar nuevas formas de satisfacer sus necesidades culturales con novedades
como era el cine, el cual surgió de los adelantos científicos.
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Era del imperialismo.
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