Entre 1880 y 1912, Argentina logró un rápido crecimiento
económico, el cual rondaba el 5% anual en promedio. En tal periodo sólo existió
un corto estancamiento de 1890 a 1895 (Cortés, 2000: 38). Varios fueron los
factores que actuaron dentro de la nación austral para lograr tales cifras. En
primer lugar, la disposiciones de nuevos recursos naturales y tierras por el
éxito de las campañas militares en contra de los indios nómadas. En segundo
lugar, la llegada de migrantes principalmente españoles e italianos, que se
incorporaron rápidamente a la fuerza laboral local. Por último, la entrada de
capitales extranjeros, la mayoría procedentes de Inglaterra.
El
escenario de mayor transformación resultó ser el colindante a la capital y
hacia la región de la Pampa, donde el cultivo del trigo destacó. Se trataba de
la expansión de las zonas agrícolas que estuvo directamente relacionada con el
crecimiento de los ferrocarriles, los cuales terminaban conectando con los
puertos para exportar, especialmente Buenos Aires.
Algunas regiones alegadas lograron tener también un
despegue agrícola: Mendoza con la vid y Tucumán con la azúcar (González, 2014:
217). El primero era un producto
trabajado desde la época colonial, el segundo es de principio del siglo XIX,
sin embargo para la era del imperialismo los dos crecieron en producción y área
del cultivo, daban abasto a la demanda interna, aunque la mayor parte estaba
destinada a los mercados externos.
Como replanteamiento de la economía tradicional, la
ganadería continuó trabajándose con fuerza, sin embargo algunas regiones que
habían funcionado para la misma fueron transformadas a la agricultura, por lo
cual, tuvieron la necesidad de buscar nuevas tierras, algunas hasta la
Patagonia, para el fomento de tal sector. También sufrió transformaciones, como
fue la introducción de ganado de calidad y la utilización de carne congelada
para las exportaciones.
En el exterior, la demanda europea de materias primas
resultó fundamental para la consolidación de mercados para los productos del
Cono Sur americano. Es de destacarse, la rápida urbanización del viejo
continente provocó la necesidad de buscar y encontrar nuevas fuentes de
alimentos. En otro aspecto, la entrada de productos de otras regiones del globo
incrementó el proceso de caída de los precios en Europa. En tal contexto,
Argentina logró convertirse en la región agrícola más importante del planeta.
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