Durante el siglo XVIII, en Europa Occidental, la
aristocracia rural asemejaba al señor feudal de la época medieval, las
transformaciones de la Edad Moderna poco habían afectado a la organización del
campo. Ejercían su dominio sobre sus tierras y habitantes como supremo poder
judicial y policial. En lo eclesiástico,
designaban a los párrocos o mandaban sugerencias al obispo local.
Para los aristócratas, en el
campo, las oportunidades económicas resultaban escasas, es posible hablar de un
empobrecimiento general de este sector social (Im Huf, 1993: 31). En la mayoría
de los casos, las tierras resultaban insuficientes para repartir a los hijos,
al menos sí se consideraba su estatus dentro de la nobleza como terratenientes,
por lo cual las recibía en herencia el primogénito, para no continuar con la
fragmentación.
En la guerra, el derecho de
vasallaje, por el cual, el noble superior invocaba al inferior para que
acudiera al campo de batalla, resultaba ser algo secundario. Por el contrario,
los reinos consolidaron ejércitos profesionales, que pagaban a través de
impuestos. En tal contexto, los mandos quedaron reservados a la aristocracia,
la cual encontró una nueva vía para su enriquecimiento y la obtención de poder
político, aunque se alegaban de su relación tradicional con la tierra.
Como en el ejército, la
burocracia resultó un refugio económico para la aristocracia, se trataba de los
diversos cargos para mantener funcional los cada vez más complejos sistemas
administrativos de los reinos absolutistas. Algunos de los hombres en importantes
cargos no tenían un precedente entre los considerados de sangre azul, por lo
cual, fueron ennoblecidos. Varios de estos casos terminaban engrosando las
cortes reales de los palacios, como el de Versalles. Así, la relación con el
aparato gubernamental resultaba provechosa, sin embargo, quienes optaban por
este camino perdían la autonomía de mantenerse en sus tierras.
Entre sus diversos grupos, la aristocracia mantenía un
fuerte orgullo de pertenecer a lo que consideraban el grupo social de mayor importancia.
Para sustentar su posición, tenían un gusto especial por las genealogías, donde
destacaban su cercanía con las principales familias reinantes y como formaban
parte de las mismas.
Ver tema general:
Ver tema:
Comentarios
Publicar un comentario