Al comenzar
los años cuarenta, las nociones de la educación socialista del cardenismo
comenzaron a ser abandonadas. Así, la escuela dejaba de ser un medio para la
transformación de la sociedad hacia el igualitarismo y pasaba a reforzar los
elementos de unión de los mexicanos (Creaves, 2011: 191). Por su parte, la
Iglesia católica volvió a influir en la educación de los niños, en cierta
medida, se daba un viraje conservador.
Al
comenzar los años cincuenta, el centro de la Ciudad de México perdió el vigor
que le daban los estudiantes, los cuales mudaron sus actividades a la nueva
sede de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM): Ciudad Universitaria.
Tal lugar otorgó un fuerte impulso a la educación superior, permitió la
ampliación de la matrícula y de la investigación. También se mejoraron las
condiciones para el desarrollo de la cultura.
En
1959, el Plan de Once Años otorgó un importante impulso a la educación básica.
En tal contexto, la principal preocupación resultaba ser la deserción en la
primaria, provocada principalmente por la pobreza. Para evitar el abandono
escolar, se comenzaron a dar desayunos. En poco años, la medida más
espectacular fue la creación de los libros de texto gratuitos, para dotar a
todos los niños de la república de los mismos. En el caso de la materia de
Historia, los primeros libros de este tipo buscaban dotar de un espíritu
solidario, una buena moral cívica y amor al país (González, 2002: 221). En
aquel momento, la creación de primarias y secundarias resultó una constante.
Para
los años setenta, la masificación de la educación media superior comenzó, el
símbolo y punta de lanza de tal proyecto era el Colegio de Ciencias y
Humanidades (CCH). El cual, en particular intentaba romper con la educación enciclopédica
y comenzar a dar forma a un nueva metodología didáctica, sintetizada en el aprender a aprender. Al poco tiempo, la
UNAM también amplió su oferta educativa en licenciaturas e ingenierías con la
creación de los planteles de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales
(ENEP, hoy conocidas como FES). Sin olvidar, diversas universidades surgieron
en toda la república y las pocas de antaño fueron fortalecidas. A pesar de los
esfuerzos, faltó ampliar la cubertura de los niveles medio superior y superior.
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