El comercio en el imperio mexica.


Mientras se extendían las redes del control político y territorial de los ejércitos mexicas y sus aliados, los comerciantes o pochteca hacían lo propio. Estos hombres tenían sus propias leyes y normas, gozaban de cierto prestigio, el cual mostraban con el uso exclusivo de algunas prendas, aunque debían pagar tributo. Servían al aparato gubernamental como embajadores, espías o, en ocasiones extraordinarias, milicianos.
            La estabilidad dada por el imperio mexica resultó fundamental para la prosperidad del comercio tiempo antes de la llegada de los españoles. No sólo los tenochcas participaban en esta actividad, también los de las otras dos ciudades de la Triple Alianza, más los de Tlatelolco y de otras localidades del Valle de México. Grupos  numéricamente importantes armaban expediciones, los cuales llegaban a dispersarse por las diversas rutas comerciales.
Los mercados funcionaban para que los comerciantes colocaran sus mercancías a la venta, los cuales contribuían a los circuitos comerciales al acercar algunos productos a las manos de los pochteca mexicas. La mayoría se instalaba cada cinco días, sin embargo el de Tlatelolco estaba en funcionamiento todos los días (Nalda, 1982: 135), otros mercados del Valle de México mostraban especialización en los productos, lo cual generaba interdependencia. Las mercancías obtenidas por el comercio en las diversas regiones del imperio llegaban a los mismos para encontrar consumidores. El trueque era la herramienta básica para la obtención de mercancías, por su extravagancia usaban como valores universales el cacao, el polvo de oro, hachas de cobre y mantas de algodón.
Los medios de comunicación resultaban deficientes en Mesoamérica, no tenía ríos navegables, las cordilleras eran difíciles de pasar y faltaban bestias de carga. Los tamemes eran los hombres encargados de transportar las mercancías, resultaban la fuerza motora básica, mientras la rueda no se había desarrollado para usos prácticos. En tales condiciones, la existencia de los lagos en el Valle de México fue un potenciador clave en el sistema comercial del centro del imperio, al poderse usar canoas que transportaban mucho con poco esfuerzo, la insularidad de Tenochtitlan benefició la llegada y salida de productos de la gran ciudad.  
Los pochteca de la Triple Alianza llegaban a todo el imperio y un poco más. Con facilidad penetraban los territorios del actual estado de Querétaro y de la península de Yucatán, los productos podían proceder de zonas más lejanas aún. 


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