Poco
antes del estallido de la Revolución, la élite intelectual porfiriana inauguró
la Universidad Nacional de México, la misma no fue afectada por el movimiento
maderista. Los problemas comenzaron al convertirse Francisco I. Madero en
presidente a finales de 1911, en aquel momento, el poder legislativo vivió un
intenso debate por la existencia de la Universidad, algunos diputados y
senadores la consideraban inútil y nociva para la sociedad, bajo estos
supuestos buscaron desaparecerla (Torres, 2007: 348). Consideraban más
importante la educación básica para las masas, que la de un pequeño grupo de privilegiados.
Algunos universitarios se organizaron para defenderse y, al menos en esa
coyuntura, lograron su objetivo de mantener las aulas de la educación superior
abiertas.
La Escuela de Altos Estudios concentraba las ciencias
exactas y las humanidades, vivió una intensa vida académica durante el gobierno
maderista, a pesar de los intentos desde la política de boicotear su labor.
Antonio Caso organizó un curso de filosofía, el cual se convirtió en una de las
actividades más importantes dentro del recinto universitario, asistieron
hombres como José Vasconcelos, Alfonso Reyes, Martín Luis Guzmán, miembros de
Ateneo de la Juventud, que con el tiempo se convertirían en figuras de gran
importancia de la cultura mexicana.
En 1913, al llegar al poder el usurpador, Victoriano
Huerta, nuevamente, la Universidad enfrentó los desafíos del poder político, al
perder buena parte de su presupuesto. La militarización resultó ser un problema
adicional, el cual encontró fuerte oposición de los estudiantes, quienes
protestaron con vigor por la medida. Al pasar el tiempo, un poco antes de la
guerra entre revolucionarios de 1915, Venustiano Carranza cerró la universidad,
hasta la existencia de un nuevo marco normativo, quienes creían en la labor de
esta institución no pudieron hacer nada para evitar la clausura oficial. Los
más comprometidos mantuvieron el trabajo docente y cultural sin el respaldo presupuestal
o de alguna autoridad gubernamental.
A finales de 1917,
la Universidad volvió a tener un marco legal para realizar sus funciones. Las
diversas escuelas que la integraban reabrieron sus puertas. Algunos problemas
surgieron, el régimen carrancista desapareció a la Secretaría de Instrucción
Pública y Bellas Artes de la época porfirista, dejando a la Universidad bajo la
tutela de la Secretaría de Gobernación, a la cual no le interesaba la
educación. Separaron a la Escuela Nacional Preparatoria de la estructura
universitaria, esto provocó constantes protestas, que resultaron ser muy
estridentes, mientras el gobierno las ignoró, la reivindicación de la educación
superior debió esperar el cambio político de 1920.
Contenido:
Ver tema general:
Ver tema:
Comentarios
Publicar un comentario