Deuda externa (1877-1910).


Al momento de conquistar el poder, el régimen porfirista comenzó a buscar la forma de recuperar el crédito internacional para inyectar recursos a las arcas gubernamentales. No resultaba fácil conseguirlo, México estaba muy mal visto entre los círculos del poder financiero, desde los años veinte del siglo XIX no había arreglado el problema de su deuda externa.
            En 1885, la Convención Dublán logró la emisión de nuevos bonos para canjearlos por viejos. Se sumaron los meses y luego algunos años de pagos ininterrumpidos, México comenzaba a tener buena imagen entre los círculos financieros internacionales, los cuales se encontraban ávidos de incorporar al país como cliente. En 1888, los banqueros británicos otorgaron un préstamo, que significó la recuperación del régimen del crédito en el extranjero, buena parte se dirigió a pagar la antigua deuda, otra para sanear las finanzas públicas (Zabludousky, 1998: 156).
            Tras restablecer su crédito internacional, el régimen porfirista mantuvo buenas relaciones con los círculos del poder financieros. Lo que le permitió obtener crédito, para lo cual casi siempre utilizó al Banco Nacional de México como intermediario con los prestamistas europeos, trabajo que realizaba a través de sus contactos en Londres y París.
Básicamente, los recursos del exterior se obtuvieron para dos cuestiones: refinanciamiento de la deuda y obras públicas. En el primer caso, no representaron una entrada de recursos frescos, sino era un canje de bonos viejos por nuevos. En el segundo, fueron para las obras públicas y terminaron casi siempre circulando en el país, aunque significaron el crecimiento de la deuda externa (Marichal, 1998: 197). Desde el momento de la recuperación del crédito internacional, el régimen porfirista utilizó regularmente las dos formas de financiarse.
El caso de los ferrocarriles es el de mayor relevancia de fomento de obras públicas. En las primeras décadas del porfiriato, se entregaron recursos y tierras para la construcción de los mismos. Durante el primer decenio del siglo XX, por la crisis en que habían caído varías líneas férreas, el régimen porfirista compró acciones de las empresas, lo cual significó una nacionalización parcial. Los recursos para ambos procedimientos se obtuvieron a través de deuda externa.

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