Al momento de
conquistar el poder, el régimen porfirista comenzó a buscar la forma de
recuperar el crédito internacional para inyectar recursos a las arcas gubernamentales.
No resultaba fácil conseguirlo, México estaba muy mal visto entre los círculos
del poder financiero, desde los años veinte del siglo XIX no había arreglado el
problema de su deuda externa.
En 1885, la Convención Dublán logró
la emisión de nuevos bonos para canjearlos por viejos. Se sumaron los meses y
luego algunos años de pagos ininterrumpidos, México comenzaba a tener buena
imagen entre los círculos financieros internacionales, los cuales se
encontraban ávidos de incorporar al país como cliente. En 1888, los banqueros
británicos otorgaron un préstamo, que significó la recuperación del régimen del
crédito en el extranjero, buena parte se dirigió a pagar la antigua deuda, otra
para sanear las finanzas públicas (Zabludousky, 1998: 156).
Tras restablecer su crédito
internacional, el régimen porfirista mantuvo buenas relaciones con los círculos
del poder financieros. Lo que le permitió obtener crédito, para lo cual casi
siempre utilizó al Banco Nacional de México como intermediario con los prestamistas
europeos, trabajo que realizaba a través de sus contactos en Londres y París.
Básicamente, los recursos del exterior se obtuvieron para dos cuestiones:
refinanciamiento de la deuda y obras públicas. En el primer caso, no
representaron una entrada de recursos frescos, sino era un canje de bonos
viejos por nuevos. En el segundo, fueron para las obras públicas y terminaron
casi siempre circulando en el país, aunque significaron el crecimiento de la
deuda externa (Marichal, 1998: 197). Desde el momento de la recuperación del
crédito internacional, el régimen porfirista utilizó regularmente las dos
formas de financiarse.
El caso de los ferrocarriles es el de mayor relevancia de fomento de obras
públicas. En las primeras décadas del porfiriato, se entregaron recursos y
tierras para la construcción de los mismos. Durante el primer decenio del siglo
XX, por la crisis en que habían caído varías líneas férreas, el régimen
porfirista compró acciones de las empresas, lo cual significó una
nacionalización parcial. Los recursos para ambos procedimientos se obtuvieron a
través de deuda externa.
Ver tema:
Economía del porfiriato.
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