El sistema monetario del siglo XIX.


Tras la independencia, el sistema monetario mexicano tuvo dificultades, la situación continuó después del Segundo Imperio de Maximiliano de Habsburgo, por lo cual se puede considerar como un problema estructural de la economía mexicana decimonónica. El oro y, en especial, la plata resultaban ser parte de los medios de intercambio, sin embargo, por el caos en el cual se sumergió la sociedad, buscaban sacarlos del país o atesorarlos, por lo cual, resultaban escasos. Para facilitar las transacciones las monedas de oro y plata fueron fraccionadas para ser utilizadas en intercambios de pequeña proporción, al final de cuentas su valor no se encontraba en la acuñación, lo importante era el metal que mantenía su valor intrínseco.      
            Durante el Primer Imperio Mexicano de Agustín de Iturbide, por medio de un decreto a finales de 1822 realizaron la primera emisión de papel moneda a escala nacional en la historia independiente. En cuestiones técnicas, tales billetes eran rectangulares, de dimensiones apropiadas para su fácil manejo de 15x10cm.; firmados y foliados, adicionalmente tenían el águila del escudo imperial coronada con las palabras “Imperio Mexicano”, su valor nominal se encontraba impreso en la misma cara, el papel era común y a una tinta. Su falsificación resultaba muy fácil, lo cual afectó su aceptación. Tras la caída de Iturbide, los billetes se siguieron imprimiendo un mes más. En las siguientes décadas, otras autoridades intentaron proyectos similares, sin alcanzar el éxito.
Al lado de los intentos de crear billetes gubernamentales se encontraban las monedas de cobre. Las cuales conformaban un viejo problema desde la colonia que se incrementaría durante el proceso de independencia. La fácil  falsificación de la misma trajo la multiplicación de circulante sin valor monetario, el cual podía ser confundido con las monedas legalmente acuñadas de cubre que tampoco tenían un gran valor. Llegó a ser una complicación sistemática que perduró por décadas y tuvo varias propuestas de solución como se verá más adelante (Covarrubias, 2000: 79). Los poderes locales intentaban evitar la entrada de estas monedas a su territorio, el caso más exitoso fue el de Veracruz.
Entre los medios de cambio mencionados existieron una gran variedad como hemos visto, no obstante aún faltan por nombrar. Me refiero a letras de cambio o libranzas giradas, estos elementos circularon de forma local y siempre dependieron del prestigio de quien los respaldaba.  Estos documentos eran endosados una y otra vez, en el mercado permanecían normalmente un plazo de cuatro meses, aunque llegaban estar durante años. De forma muy similar, las casas mercantiles llegaban a expedir vales mercantiles, su calidad era ínfima y con el tiempo fueron desapareciendo. El papel y los metales no eran los únicos elementos utilizados, desde los tiempos de la colonia se empleó madera, jabón, suela, etcétera.

Contenido:

Comentarios