La crisis del feudalismo y las transformaciones económicas como
sociales en las ciudades provocaron la posibilidad del cambio de las
mentalidades. El dogma medieval del dominio religioso en todos los aspectos de
la vida cambió, el humanismo permitió poner al hombre en primer plano, alejándose
de las explicaciones teológicas. El Renacimiento se comprende como el
resurgimiento de la cultura de las antiguas Gracia y Roma. Los cambios en la
forma de pensar tuvieron como epicentro las ciudades de la península itálica de
ahí partió al resto de Europa, siempre moviéndose entre las élites.
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