Tras la caída del Primer Imperio mexicano, los liberales
tuvieron su oportunidad en el poder al nacer la república federal, esta forma
de gobierno se mantuvo entre 1824 y 1835, todos los presidentes de este periodo
gobernaron bajo la Constitución de 1824, la cual en esencia es un texto
liberal. En aquel periodo, el único hombre que terminó su mandato de cuatro
años fue Guadalupe Victoria, ninguno de los otros siete presidentes llegó a
durar más de año y medio sin interrupción en el cargo, la mayoría pueden ser
considerados liberales, con excepción de Anastasio Bustamante, quien era claramente
un conservador.
Durante la República Federal, Antonio López de Santa Anna
llegó a la presidencia por primera ocasión, con colaboradores liberales, lo
cual le daba cierta identidad a su gobierno. En las diversas administraciones,
los principales ministros se convertían en rebeldes cuando caían del poder, al
igual que sus partidarios en el Congreso. Bajo la presidencia de Valentín Gómez
Farías, los liberales intentaron una reforma radical en contra de la Iglesia.
La inestabilidad política, entre otros factores, provocaron el surgimientos de
gobiernos centralistas de corte conservador con sus propias leyes en 1835.
Los liberales retomaron el poder en 1846, restauraron la Constitución de 1824
como símbolo de la soberanía nacional,
en un primer momento fueron encabezados por Santa Anna, quien para ese momento también
había sido presidente con los conservadores. Buscaban reconquistar Texas,
aunque en la realidad perdieron la mitad del territorio nacional frente la
envestida de los Estados Unidos. Los acompañó la desesperación al concluir la
guerra, una y otra presidencia llegaba sin poder mantenerse, perdieron el poder
frente Santa Anna, que encabezó a los conservadores en 1853.
Los liberales retomaron la presidencia en 1855, gracias a
la rebelión de Ayutla encabezada por Juan Álvarez, cacique del estado de
Guerrero. Al poco tiempo comenzaron una serie de reformas radicales en contra
de las corporaciones de la Iglesia, el ejército y los pueblos indígenas, con el
objetivo de liberar la política y la economía de la influencia de estos grupos.
La visión liberal de lo que debería ser México se redactó en la Constitución de
1857.
El radicalismo de la Carta Magna provocó el inicio de la
Guerra de Reforma, los liberales fueron encabezados por Benito Juárez, un
civil, que buscó mantener vigente el texto constitucional, a pesar de las
diferencias, se mantuvieron leales a su presidente, lo cual resultó un factor
fundamental de la victoria. Al poco tiempo, los liberales tuvieron que
enfrentar al Imperio de Maximiliano, nuevamente se mantuvieron leales a Juárez
y triunfaron.
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