Al
independizarse México, los conservadores formalizaron su lugar en el poder bajo
el Imperio de Agustín I de Iturbide en 1822. En aquel momento, el gobierno
quería recuperar el esplendor de la Nueva España, basándose en la fuerza
gubernamental y la Iglesia. Sin embargo, la inestabilidad llegó al poco tiempo,
una agravante importante, el Congreso estaba integrado principalmente por
liberales. El emperador optó por dejar el trono en 1823, para que los
conflictos en México terminaran, realmente sólo era el comienzo de un periodo
de inestabilidad.
En 1835, los conservadores retomaron el poder, en esta ocasión, crearon la
república centralista. Su primer texto constitucional lo conocemos como Las
Siete Leyes, el cual creó una división en cuatro poderes, los conocidos por
todos: legislativo, ejecutivo y judicial, más un supremo poder conservador, que
en teoría se planteó para guardar los valores tradicionales de los mexicanos y
no permitir desviaciones liberales. Duraron poco vigentes y aparecieron otros
textos constitucionales como las Cinco Leyes, en total fueron diez presidentes,
ocho de los cuales eran militares, entre ellos destacaba Antonio López de Santa
Anna. La incapacidad se apoderó de los conservadores, quienes perdieron el
poder frente los liberales en 1846.
En 1853, los conservadores retomaron las riendas del poder con Santa Anna,
quien se hizo llamar “Alteza Serenísima” y nombró al hijo de Agustín de
Iturbide como su heredero. Lucas Alamán consolidó una serie de doctrinas para
el gobierno conservador y era el ideólogo que dirigía tras bambalinas, aunque a
su muerte, privó a los conservadores de su talento. Los excesos de Santa Anna
provocaron la rebelión liberal de Ayutla, que lo derrocó definitivamente en
1855.
Los conservadores actuaron en contra de la Constitución de 1857, para 1858
comenzó la Guerra de Reforma, en la cual tuvieron como presidente primero a
Félix María Zuloaga, quien perdió el poder al revelarse en su contra otro
conservador: Miguel Miramón, estos conflictos mermaron en el ánimo de las
tropas y al final perdieron la guerra.
Los conservadores recuperaron en apariencia el poder con la intervención
francesa de 1861 y el imperio de Maximiliano, que comenzó una serie de
políticas liberales. Aunque al salir las tropas francesas del país, el
emperador se apoyo en los conservadores por completo, que no lograron mucho,
fueron derrotado en 1867.
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