La lucha de José María Morelos, 1811-1815.

por Alef Pérez
En 1811, el fusilamiento de Miguel Hidalgo provocó un momento de caos entre los insurgentes sobrantes. Poco a poco, el cura José María Morelos y Pavón destacó por capaz, utilizó su pasado de arriero para crear una importante red de comunicación y abastecimiento, mostró cualidades de jefe militar, con lo cual optó por crear un pequeño ejército conformado por los mejores hombres y no una masa indisciplinada, su sentido común le permitió sacar provecho de las precarias condiciones en que se movía. Uno de los principales logros militares de Morelos fue soportar el sitio de Cuautla y desgastar a los realistas, que tuvo consecuencias inesperadas para los dos bandos junto con la población en general, posiblemente, tal coyuntura bélica causó una “misteriosa fiebre” y numerosas muertes en toda la zona central de la Nueva España (Ávila, 2010: 376). Este caso fue provocado por la insalubridad y sólo es un ejemplo de las pandemias de aquellos años. 
Diversos pueblos estuvieron en constante lucha por la independencia, al igual que los nómadas del norte, los cuales en sus regiones pusieron en jaque a los realistas. También, los esclavos de las costas se levantaron. Los desposeídos de las ciudades apoyaron a los insurgentes y esperaron la llegada de éstos para unirse a la causa. Así, los explotados de la época colonial estuvieron alzando su vos y las armas, entre ellos se pudo observar un sentimiento de radicalismo social, llegaron a proclamar a todos los españoles, criollos y ricos sus enemigos, pensaron en apoderarse de toda la propiedad privada de los poderosos y destruir las minas donde sólo encontraron sufrimiento. La poca coherencia y cohesión de estas ideas, la falta de un liderazgo dispuesto a colaborar y la incapacidad de obtener apoyo de otros grupos sociales impidieron su aplicación.  
Al mismo tiempo, Morelos no perdió el apoyo popular, ni necesitó incorporar los postulados más radicales a su ideario, por otra parte, logró aglutinar a los criollos nacionalistas, que crearon esplendidos escritos en favor de una nueva patria. Con la fuerza militar de los desposeídos y las plumas de los letrados se reunió el Congreso de Chilpancingo, el cual redactó la Constitución de Apatzingán. Se declaró la independencia de la América mexicana, la división del gobierno en tres poderes, la libertad de prensa, la igualdad entre todos los ciudadanos. La soberanía emanó del pueblo, el cual era todos los habitantes de la nación, sin excluir o menospreciar a los grupos mayoritarios como hacían los realistas. El gran problema fue que el Congreso reunió demasiadas atribuciones y se sumió en discusiones estériles sobre el camino a seguir. Morelos obedeció al Congreso, vio como su trabajo militar se desplomó por la ineficiencia y, en 1815, terminó fusilado. Así, la oportunidad de lograr la independencia desde los postulados insurgentes colapsó.


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