La minería novohispana: la plata.


Poco tiempo después de la caída de Tenochtitlan, Hernán Cortés comenzó la recolección de oro en lo que fue el actual estado de Oaxaca, se trataba de yacimientos de “placer” en las riveras de los ríos, otros siguieron su ejemplo en las diversas zonas costeras del Pacífico novohispano. Esta forma de minería no prosperó, para 1550 prácticamente habían desaparecido, por la falta de rentabilidad.
Los descubrimientos mineros relevantes comenzaron en la década de los cuarenta del siglo XVI, antes de llegar a una nueva centuria eran conocidos las principales vetas, que dominarían la extracción del periodo novohispano. La zona centro tenía algunas, aunque la mayoría se situo en el norte, donde no era fácil conseguir mano de obra. El oro quedó en un lejano segundo lugar, mientras la plata mantuvo su preponderancia durante todo el periodo colonial.
La mayoría de las vetas descubiertas en la Nueva España eran de baja ley, esto quiere decir que tenían poca concentración de plata, que volvía costosa la purificación del mineral por medio de la fundición. Para 1555, en la mina de la Concepción de Pachuca,  Bartolomé de Medina dio la solución, a base de experimentación, creó el método de “patio”. Para llegar a esta innovación tecnológica, utilizó azogue –material que conocemos como mercurio–, sales, hierro y, más tarde, magistral, que es una composición de sulfato calcinado. Se obtenía una serie de reacciones químicas capaces de purificar los metales preciosos a bajo costo (Blanco, 2004: 38). Así, los yacimientos novohispanos como los de otras regiones fueron rentables.
El método de purificación metálica del “patio” favoreció a la política mercantilista de la corona española, al localizarse la principal fuente de azogue dentro del imperio en la península Ibérica. El sólo tener una ruta de abastecimiento causó problemas a la minería novohispana. Por ejemplo, a mediados del siglo XVII, las exportaciones de azogue a la Nueva España decayeron mientras fueron favorecidas las que se dirigían al virreinato del Perú, para apoyar la extracción de oro. 
Por su parte, Zacatecas mantuvo una notable preponderancia de extracción de plata durante la mayor parte del periodo colonial, detrás estuvieron las zonas de Durango, Guanajuato y San Luis Potosí. Entre las cuatro mantuvieron la capacidad productiva, la cual aunque decayó en ciertos momentos, nunca dejó de ser una buena fuente de ingresos para el imperio español. En los yacimientos de menor importancia, la extracción presentó altas y bajas significativas, aunque en su conjunto resultaron fundamentales para el enriquecimiento de los empresarios mineros novohispanos.


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