En abril de 1519, Hernán Cortés y sus hombres llegaron a
la costa del actual estado de Veracruz, esto resultaba ser una desobediencia a
su mando directo en Cuba. Buscaron cumplir con los lineamientos legales, así,
optaron por fundar la municipalidad de la Villa Rica de la Vera Cruz para tener
autonomía y sólo obedecer al rey de España. La expedición tenía poco más de 600
aventureros, que conformaban un ejército privado. Aportaron navíos, armas,
caballos junto con otros elementos necesarios para la guerra, según la
aportación de cada hombre resaltaría la recompensa y el botín.
En un principio, la expedición estaba llena de dudas y
personas que buscaban la oportunidad para desobedecer a Cortés, este último
decidió averiar los navíos, esto evitaría deserciones, ya que no podían
regresar por donde llegaron. Muchos pueblos cercanos a la Villa Rica de la Vera
Cruz decidieron rendirse a los recién llegados. También tenían noticias de una
ciudad muy rica, a la cual se dirigía el grupo de aventureros.
Los españoles comenzaron su marcha tierra adentro,
encontraron en su camino a los tlaxcaltecas, quienes habían logrado mantener su
independencia frente las constantes agresiones de los mexicas. Ahí, enfrentaron
algo de resistencia en un principio, al poco tiempo la situación cambió al
obtener un fuerte y solido aliado. En buena medida, el odio a los mexicas de diversos
pueblos estaba apoyando a los extranjeros.
Al alcanzar la Cuenca de México, los españoles llegaron a
Tenochtitlan como invitados, comprendían la cautela y el miedo de sus
anfitriones. Al poco tiempo, pasaron a ocupar militarmente la ciudad, manteniendo
en calidad de rehén al mismo gobernante, Moctezuma. Estuvieron medio año,
tiempo que les sirvió para crear alianzas con muchos señoríos antes leales a
los mexicas.
Frente la ocupación de su ciudad, el pueblo de
Tenochtitlan comenzó a acumular rencores. Apedrearon y mataron a un titubeante
Moctezuma, incapaz de hacer frente a los extranjeros. La resistencia comenzaba
a forjarse y al enfrentar una situación cada vez más hostil, los españoles
emprendieron una desorganizada huida en la llamada Noche Triste.
La última guerra mesoamericana comenzó entre los mexicas
acompañados de un puñado de aliados y, por el otro lado, un gran número de
pueblos indígenas que los odiaba, encabezados por unos cuantos españoles. Las
guarniciones mexicas que cuidaban los territorios dispersos del imperio fueron
derrotadas. Los lagos de la Cuenca de México se convirtieron en un escenario
bélico, al ser armados ahí los navíos en que habían llegado los españoles. En
agosto de 1521, último soberano de los mexicas, Cuauhtémoc, resultó capturado (García,
2000: 242), esto acompañó a la caída de Tenochtitlan, que se convirtió en una
ciudad española.
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